Necesidades

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+Para la familia Cuevas Rojas, un abrazo.

+Para Pily Bernal, hasta donde esté, con cariño.

Debemos reconocer que hay cosas con las que, parece, no podemos vivir. ¿Alguna vez ha pensado -imaginativo lector- quedarse sin “televisión de paga”? ¿Perder su teléfono celular, con los miles de contactos que ha reunido a lo largo de 20 años?¿Quedarse sin Internet?

Hace 30 años no era necesario tener algún sistema de cable. Las antenas estaban debidamente orientadas para ver con claridad los canales abiertos y si no te gustaba lo que había, conectabas tu VHS o Betamax, según el caso, y ponías una película que habías rentado en el Videocentro.

Como no había teléfonos celulares, no te preocupaba. Nadie tenía la presión de saber dónde estaba su teléfono, por si le hablaba “alguien”. Al llegar a casa te enterabas que habías recibido tal número de llamadas, con tal número de recados. El mejor ejercicio era aprenderse el número telefónico de tus amigos y familiares. Seguro hoy, telefónico lector, se acuerda del las cifras que lo comunicaban a su casa o con los amigos de esa época.

Quedarse sin Internet en un dispositivo móvil, no era problema. Por lo menos así sucedía hace 10 años, que no había posibilidad de tener  la función en los celulares. Hoy, es distinto.

No es un reconocimiento a los años que ya se fueron. Es ubicar las necesidades, tal vez creadas, pero que finalmente nos meten en otra dinámica de vida.

Veamos. Si hoy perdemos -por la circunstancia que sea- la señal de televisión, pareciera que la vida ya no tiene sentido. La única posibilidad de entretenimiento la ofrecen los programas matutinos de “señora bonita” o “señorita Laura”. Eso porque no todos los canales “abiertos” se ven bien y las televisiones no están diseñadas para tal función prehistórica.

Si no funciona el celular, estamos en una dimensión que no es para nada envidiable. Nos sentimos incomunicados, como si faltara una parte de nuestro cuerpo. Extrañamos el espacio que ocupaba el clip o estuche correspondiente y recordamos los bellos momentos que pasamos juntos el móvil y yo.

¿Y qué me dicen de las redes sociales en los celulares o dispositivos móviles? Cuando no hay servicio, la conmoción aparece. He escuchado frases como: “no sé qué está pasando afuera”, “no sé qué pasa en Twitter”, y aparece un estado de “no sé dónde están mis hijos”, que llega a conmover.

Alguien podría sugerir que nada de eso es indispensable para vivir. Es cierto, pero la costumbre nos ha llevado a esas prácticas. Y tal vez sea entendible. Pero bueno, es el precio de la evolución. Por lo pronto, experimente el ejercicio. Se dará cuenta que hay cosas sin las que, hoy, no se puede vivir.

Foto: Governo de Minas Gerais

Manuel Frausto Urízar

Manolo

Dicen que soy una perfecta “mula”. Comunicólogo. Disfruto los generosos momentos que nos brinda el futbol, la música y el sarcasmo. Odio odiar. Me gustan los caminos cortos. Me aburren los laberintos. Fundamental, la lealtad. Indispensable, el agradecimiento. Decidido a combatir y el crimen y la injusticia día y noche, sólo descansando para tener amoríos con mujeres hermosas.

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