Editorial | Partidos políticos

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Un partido político, en teoría, es una organización donde se agrupan individuos que tienen ideología similar, visión de la sociedad y de como debe organizarse parecida, principios éticos coincidentes, incluso ideas religiosas y morales afines, aunque no necesariamente. En consecuencia, se esperaría que después de discusiones internas, consultas, evaluaciones y demás, para elegir a sus candidatos, dirigentes y representantes de cualquier tipo, se apoye a los designados sin regateos. Pero no, lo que vemos son guerras encarnizadas entre correligionarios, peores y frecuentemente más crueles que las que se sostienen con los adversarios que militan en partidos contrarios.

Es que los partidos políticos en México se han convertido en instrumentos de ambiciosos que buscan el poder, punto. Es muy difícil encontrar diferencias reales entre los candidatos de partidos que se suponen enfrentados ideológicamente.

La política mexicana se ha envilecido, se ha llenado de corruptos que se protegen en sus pillerías y mantienen un clima de impunidad bajo el principio solidario de «hoy por ti, mañana por mí». No te llamo a cuentas, aunque seas de un partido al que derroté porque la sociedad se hartó de tus latrocinios, para que tus correligionarios no me pidan cuentas a m,í cuando esa misma sociedad se harté de mis abusos y vote otra vez por tu partido.

Ese envilecimiento político, esa degradación, se da en los partidos cuando se les utiliza como mero trampolín para alcanzar el poder; ya no importan las ideas, solo la necesidad del respaldo de la agrupación para lograr puestos.

Para rescatar la política como instrumento de lucha por la armonía ciudadana, por el bienestar común, por la justicia social, por el estado de derecho que busque la igualdad entre todos, debemos empezar por rescatar a los partidos políticos. Hay caminos; el primer paso es no quedarse callados, expresar nuestro pensamiento en los mítines y las reuniones, no ser dóciles escuchadores de discursos y aplaudidores de demagogos. Participar a gritos.

Si los dueños de los partidos hacen como que no nos oyen, gritar más fuerte, si hacen como que no nos ven, hacérselas buena, irnos, dejarlos solos.

José Luis Pandal

El comentario ácido, irónico, informado y puntual de José Luis Pandal, que aborda temas políticos y de la vida cotidiana.

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