Sin Los Beatles y «corriendo» bajo la lluvia

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     Jack Malick (Himesh Patel) vive en Suffolk, Inglaterra. Es un incipiente cantautor en diaria lucha por encauzar una carrera digna en la música pop. No le va bien: toca en recintos pequeños, de poca monta, casi siempre semi-vacíos, para audiencias que a veces escuchan y a veces no. Cansado de la situación, asumiendo que no tiene futuro, Jack comunica a Ellie (Lily James) –su fiel representante– que no va más; que pone fin a sus sueños de artista, según lo aconseja su ya larga cadena de presentaciones intrascendentes. La misma noche de su triste “anuncio”, mientras Jack va en bicicleta rumbo a casa, algo pasa: un monumental apagón deja en tinieblas a todo el planeta por 12 segundos. Además, Jack es atropellado por un autobús, pero salva la vida. Despierta en una cama de hospital, y también en un mundo (¿paralelo? ¿alternativo?) que nunca escuchó hablar ni de los Beatles ni de su música; sólo él los conoce. Dándose cuenta de las posibilidades –y podría decirse, sin malicia– Jack decide reintentar una carrera. Porque ahora tiene a disposición decenas de baladas maravillosas. De hecho, algunas de las más maravillosas en la historia universal del pop. Como Yesterday, Hey Jude, Something, Let it be, Here comes the sun, Obladi oblada, etc. A partir de eso, la siempre fiel Ellie queda de lado, porque Jack Malick entra a las “grandes ligas”; y vaya que le va bien…o tal vez no tanto. Todo esto en Yesterday, el 14º largometraje de Danny Boyle (Trainspotting, Slumdog millionaire), cuyos sucesos transitan de la comedia al melodrama, y viceversa.

Yesterday es un cuento de hadas acerca de la vorágine de la fama y de su eventual artificialidad; pero más de fondo –con mayor resonancia y con historia de amor incluida– es una fábula sobre todo eso esencial que el oropel de la fama puede asfixiar, o diluir al menos: relaciones, cercanías, amistades verdaderas, honestidad, autenticidad. No poca cosa y justo lo que da a Yesterday peso específico para trascender el carácter de una mera anécdota grata y ocurrente, pero inofensiva. Todo sumado –lo superficial y lo esencial– la película de Boyle conduce a diversas reflexiones de valor, que no por evidentes son menos importantes. Por ejemplo, que la popularidad y el éxito tienen vestimenta distinta cuando son consecuencia que cuando son objetivo; sólo parece “sano” y sólido lo primero. Por igual, que no hay mejor canción para ti que esa que tú (nadie más) eres capaz de escribir, desde tu ser genuino y a partir de lo que tu alma –la de nadie más– te dicta. También, supongo –como representaciones universales aplicables a casi todo en la vida– que el tranquilo condado de Suffolk no es, en efecto, el excitante Los Ángeles, porque representan cosas distintas: Suffolk es hogar, lo esencial e importante, mientras que Los Ángeles es apenas hotel, atractivo pero sólo efímero, circunstancial. Conclusiones sencillas de sacar, en medio de los imaginativos eventos que ofrece Yesterday en el marco de ese particular mundo que nunca tuvo a los Beatles…ni otras cosas. Aunque bien sé que más vale ser historiador que profeta, percibo en el horizonte el aroma de –al menos– una nominación al Oscar para la película: a mejor guion, evidentemente. Entonces, si están en busca de una genuina crowdpleaser, Yesterday es quizá la mejor opción.

O igual podría serlo Mi amigo Enzo (The art of racing in the rain), de Simon Curtis, narrada –con la voz de Kevin Costner– por Enzo, un Golden Retriever que no sólo ama e idolatra a Denny su amo (Milo Ventimiglia), sino que también, como él, quiere ser corredor de Fórmula 1 (o al menos sentir esa experiencia). Un can lleno de sabiduría —más humano que perro, según sus propias palabras– que va descubriendo cuánto aplican para la vida diaria varias de las premisas fundamentales de pilotear autos de carreras. Por ejemplo, que “Cuando un piloto tiene el valor de crear sus propias condiciones, la lluvia queda sólo en lluvia”. Ya habrá ocasión de comentar The art of racing in the rain con amplitud.

Alfredo Naime

Comentarios, recomendaciones y consejos para apreciar el séptimo arte, vertidos por el más reconocido crítico de cine en Puebla y zonas aledañas. Disfruta su videoblog.

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