Ya por estos días toca el balance anual –o un intento, al menos– de lo visto en las salas cinematográficas de nuestra ciudad y región. Se limita por supuesto a lo visto por este escribano, lo que abre la posibilidad de que algo a lo que no llegué se quede fuera, aun siendo valioso y meritorio. Antes de emprender dicho balance (casi seguro la semana próxima), puede pensarse aquí, a manera de preámbulo, cuáles fueron las películas de mayor expectativa del 2019, hayan resultado buenas o regulares. En cuanto a eso, parece claro que principalmente lo fueron Rocketman, de Dexter Fletcher; Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar; Joker, de Todd Phillips; Doctor Sueño, de Mike Flanagan; Érase una vez…en Hollywood, de Quentin Tarantino, y El irlandés, de Martin Scorsese. Entre todas acumulan 19 nominaciones al Golden Globe y creo que al menos cinco de ellas tienen su lugar asegurado entre lo más relevante del año, recordando que el film de Scorsese en realidad no ha gozado de corrida comercial al estar producida por Netflix. Pero eso no le resta el derecho a ser considerada. A ver cómo resulta el balance 2019, que como dije, intentaré tener para la columna de la semana entrante.

Mientras tanto, hablemos de algo de lo más reciente que ha podido verse en Puebla, como Entre navajas y secretos (Knives out), del estimable Rian Johnson, a quien muchos en especial recuerdan por Looper: asesino del futuro, de 2012. Lo que argumentalmente plantea este misterio detectivesco tiene que ver con la muerte de Harlan Thrombey (Christopher Plummer), un patriarca millonario, escritor justamente de novelas policiacas. Le encuentran desangrado apenas horas después de la celebración familiar por su cumpleaños 85. Todos los indicios apuntan a un suicidio, en lo que coinciden los dos agentes de policía asignados al caso. Pero el detective privado Benoit Blanc (Daniel Craig) –contratado anónimamente– tiene sus dudas; piensa que el anciano pudo ser asesinado. Así que congrega a toda la familia para ser interrogada y descubre que, más y menos, todos sus miembros podrían tener un motivo. Incluso Martha (Ana de Armas), la joven enfermera de Harlan, a quien el difunto veía también como amiga acompañante. Entonces, ¿quién de sus descendientes o empleados mató a Harlan Thrombey, si en efecto fue asesinado? Será Benoit Blanc (un moderno Sherlock Holmes/Hércules Poirot) quien intentará averiguarlo.

Entre navajas y secretos es una cinta genuinamente entretenida, de reparto muy atractivo. Además de los tres ya mencionados, actúan en ella Jamie Lee Curtis, Chris Evans, Don Johnson, Tony Collette y Michael Shannon, entre los más conocidos. Un hábil montaje, tanto juguetón como preciso, es el que nos conduce por los vericuetos y las posibilidades de la trama, con suficiente claridad a pesar de hacerse muy intrincada por momentos. Todo cuanto hay en la cinta está aligerado por un acotado tono de comedia, que se sustenta en el tipo de actuaciones requerido para eso, con el Benoit entregado por Craig como mejor ejemplo. Además, la película no sólo es el misterio en torno a la muerte del patriarca; se ocupa además de algunos apuntes sobre temas sociales como el trato a migrantes, el encubierto pero infaltable distingo de razas, la prevalencia del dinero sobre esos rasgos humanos más esenciales como justicia y equidad, y algunos otros (no hay duda) tomados de la idea contemporánea sobre nación del Sr. Trump. Desde luego, lo principal aquí es lo otro: el disfrute cuasi-lúdico de desentrañar los cómos y porqués de la muerte de un hombre cuya herencia es de un tamaño tal que podría obnubilar el raciocinio, la moral y la decencia de cualquiera de su entorno. Así pues, no hay duda de que Entre navajas y secretos traduce en una de las mejores opciones para que el cinéfilo termine el año a tambor batiente. En especial, ese cinéfilo no pasivo que gusta de jugar los “juegos” que desde la pantalla se le proponen; entre ellos, el de armar rompecabezas, o intentarlo al menos.

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