Tengo serias dudas de que la corrupción sea de todos. Eso de que “se necesitan dos” no me convence. Es una justificación simplista a la irresponsabilidad de la autoridad.
Los hechos recientes (caso Cabañas) han llevado a que los empresarios digan esa frase. Si revisamos casos como el News Divine, Lobohombo, la guardería ABC en Hermosillo, entre otros, se culpa a la corrupción. Nadie tenía las medidas de seguridad para operar correctamente, sin embargo, lo hacían con el cobijo de la autoridad. Con un billetito -o billetote- hacían caso omiso de las faltas de los prestadores de servicio.
Es entonces cuando dicen “el círculo perfecto de la corrupción”. Pero insisto, no creo que sea así. Veamos. Si usted, “antrero” lector, es dueño de un bar y no cumple con los requisitos, los responsables de vigilar su funcionamiento tendrían que cerrarle el “changarro”. Si piensa que con unos pesos se arregla y la autoridad le dice: “no señor, no hay manera”, se acabó el tema.
Es decir, si las instancias encargadas se niegan, no hay poder humano que modifique la circunstancia. Más ejemplos. Si andan de viaje por Estados Unidos, Canadá, Europa y quieren ofrecer mordida, los verán feo, los multarán con el doble y serán consignados a las autoridades.
Eso sustenta mi dicho de que la corrupción tiene fundamento en la poca seriedad de la autoridad. Que digan “se necesitan dos” es como decir, me emborraché porque me insistieron mucho. No, si no quieres, no aceptas. Mismo caso de los responsables de las instituciones, si les ofrecen y dicen que no, pues no hay delito que perseguir.
¿Y a la inversa? Ahí la cosa cambia. Si tengo todo en orden y los inspectores me dicen que nada más por su gusto me lo cierran si no les doy una “feria”, tengo dos caminos: o cierro el lugar o me caigo con una «mordida». Hay una tercera vía, que es demostrar que tengo todo en orden, pero si la autoridad no quiere, con la mano en la cintura dirá, “pues no, y hágale como quiera”.
Con todo esto trato de dibujar la situación actual. Si los que “mandan” no aceptan mordidas, se acaba la corrupción. No importa si los ciudadanos, bares, guarderías, restaurantes, antros etc, quieran dar una “lana”, si la autoridad no acepta, se acaba.
Es decir, la corrupción es porque la autoridad la permite. No es culpa del ciudadano.
Así que, la corrupción, no somos todos.
Foto: El_Enigma