
¿Han visto alguna imagen del legendario Cici de Acapulco en Semana Santa? Podría no haber agua en la alberca y nadie se daría cuenta, por tantas personas que hay ahí. En cualquier balneario o centro recreativo acuático será la misma historia. Si llegas a encontrar una alberca con más de 30 centímetros entre cada persona, será como nadar en caldo tlalpeño.
Sin duda, el clima de estas fechas invita a refrescarse constantemente. Se antoja un lugar tranquilo, con buena vista, con buena comida, compañía y bebida. Que te da hambre, comes; que te da sueño, duermes. Algo así estaría bien.
Pero no siempre es la opción. Hay algunas cosas que se pueden hacer y que resultan muy interesantes. La ventaja de esos días es que no tienes horarios, prisas y compromisos que sueles tener en días laborales.
Así que date la oportunidad de caminar. Donde quieras, pero camina sin rumbo definido. Ve al Centro de Puebla. Empieza en el Zócalo y camina por las calles aledañas. Detente en cada aparador, ve leyendo todas las placas que hay en las casas. Siéntate en una banca y observa a tu alrededor.
Imagina la vida y las historias de la gente que toma un café o que también camina por ahí. Si tienes la oportunidad de estar fuera de Puebla, haz lo mismo. Donde veas que hay mucha gente comprando un helado, fórmate y pregunta cuál es la especialidad. Intenta conocer esos rincones que tienen mucho “sabor” y que parecen estar esperando a que alguien los descubra.
Detente en un sitio tranquilo y cómodo. Acuéstate, observa el cielo y siente el viento con los ojos cerrados. Intenta descifrar los sonidos -cuida tus pertenencias porque puede haber un vivo cerca-
Si te aburres, cambia de lugar. Camina otro poco, busca un museo, si te interesa, entra, si no, observa nuevamente a los que pasan por ahí. Ubica los baños más cercanos. Platica con quien vende los periódicos, las gelatinas, cacahuates o cualquier otra cosa, el tema es que sea alguien del lugar.
Lo más importante es que aproveches lo que se disfruta más y es más barato, tu libertad, tu tiempo y que vayas descubriendo cosas en tu camino. Ahora, si es el caso y viajas a lugares paradisiacos y grandes hoteles, haz lo mismo, date ese tiempo de estar contigo y de moverte sin guía de turistas o con horarios establecidos.
Conjunta las cosas que menos tenemos y que en estos días podemos disfrutar: tiempo y libertad.
Foto: (Lolita) • 8
Manuel Frausto Urízar


