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Política en dosis negativas…

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Cada 4 años es lo mismo, la gente para la que “nuestro voto” es importante, llena cada maldito rincón limpio de la ciudad con su cara photoshopeada, en donde buscan meternos como sea la idea de que ellos son los meros buenos, que sus competidores apestan y que sus antecesores del mismo equipo también, pero ellos son como los nuevos mesías que nos sacaran de la inmundicia, no es más ni menos que la política.

Entiendo el peso de la política en las sociedades y nuestra evolución, sin embargo no me agrada mucho. No me gusta y no soy bueno para hablar de política pero esta es sólo una excepción, a mi estilo y sobre las cosas malas, porque al menos por estos lares abundan mucho más las noticias negativas sobre política que lo bueno que hacen.

Yo, como publicista debería estar más que feliz lamiéndoles las botas a los políticos, pues si algo saben hacer bien es malgastar el dinero, todo el que quieran, al fin nosotros como sociedad siempre estamos dispuestos amablemente dándoles de nuestras ganancias para las mejoras del entorno y sobretodo, sus gustos. En publicidad ellos no escatiman, contratan un equipo que los renace (porque hacen más milagros que el Dr. Beverly Hills), los vuelven guapos, atléticos, bondadosos, amables, preocupados por la sociedad, se venden más bonito que una Pepsi fría en pleno verano. Pero sigue siendo un montaje, pues algo con tanta planeación sólo nos hace pensar que sin tanta ayuda externa nomas no pueden.

Para esto siempre ofrecen propuestas increíbles donde hasta tu mascota va a salir beneficiada, pues si uno promueve más parques y espacios verdes donde los perros se divierten (aunque ya no hay un metro cuadrado disponible de naturaleza en la ciudad) el otro no sólo ofrece lo mismo, sino gente especializada en recoger los desechos de tu “mejor amigo”, pues tú y tú mascota son importantes para la ciudad, el país y el mundo.

Los publicistas no tenemos la culpa, o al menos no toda, pues nosotros trabajamos con lo que nos dan, cumplimos ciertos lineamientos y buscamos ganar una estrategia, es todo, pero a diferencia de nosotros que nuestra labor acaba el ultimo día de campañas, el ganador tiene que ver por su cuenta y con su equipo cumplir con todo lo que prometió. En vez de eso parece que los mordiera un zombie hambriento pues se dedican a morder y tener para sí mismos cuanto recurso público sea posible.

Durante el tiempo que están al frente del poder no hacen más que presentar propuestas que se negarán, retrasarán o cambiarán de tantas formas que solo servirán un par años después. Mientras esas propuestas se “revisan” el político va a hablar con los menos favorecidos, al fin, fácil les dice que les ayudará y ya que sus giras son tan largas probablemente no los volverán a ver. Entre desayunos, almuerzos y cenas formales con empresarios se les van los cuatro años, así que para asegurar que no los odien tanto, ponen un par de puentes, remiendan los huecos de ciertas calles y colocan  una escultura bonita en el centro de la ciudad y con eso justifican los gastos.

Pasando los cuatro años se van, dejando una administración totalmente desorganizada con huecos financieros hasta por el… mientras en ese momento, la ciudad se vuelve a llenar de posters, mantas, volantes y productos promocionales de los nuevos candidatos, en la bella competencia de haber quien nos regirá de la mejor forma durante otros cuatro años. La misma historia pasa; el anterior era un fraude, pero YO si cambiaré su calidad de vida. Y mientras todos semilavados del cerebro optamos por el “menos peor”.

No todos los políticos son malos, pero los que sí, saben cómo sacarle provecho y ensuciar el nombre de los dos que están por ahí, a final de cuentas el poder es un juguete muy peligroso e importante que fácilmente se sale de las manos.

Ahora que vienen las elecciones es importante ver para que son buenos, no escoger el que tiene su cara en más lugares de la ciudad o el que te beneficia por un lado regalando despensas o porque medio lo conoces y promueve buenos puestos para todos sus amigos. Así que ver quién es el «menospeor».

Foto: Antiguadailyphoto.com

Alejandro Cadavid

Alejandro Cadavid

¿Cómo me podré describir sin sonar extraño? Aunque, ahora que lo pienso, soy extraño. Cinco años de universidad me han dejado con esquilas creativas en mi cerebro y pocas palabras en mi boca, sólo que cuando hablo, no es para recitar poesía precisamente. Leer más

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