Bien podría llegarme una foto autografiada de este ramillete de bellezas, gracias a las intransitables calles de nuestra querida Ciudad de Puebla. Al paso que voy, a fin de año me invitarán a cenar con ellas.
Vamos a los detalles.
El jueves pasado me dirigía, con la elegancia que me distingue, a dejar a Win a su casa. En el camino y con la lluvia constante, libramos dos o tres “trampas” gracias a la pericia de su “Cristiano Ronaldo” y la ayuda de alguna fuerza suprema.
Nuestra suerte no iba ser tan buena. Cerca de llegar a “Zumpaltongo”, con la inundación correspondiente, le arrimé sendo fregadazo a una de las llantas -carísimas, por cierto- de mi poderoso bólido.
Con la astucia acostumbrada, le dije a mi copiloto: “compañero, estudios minuciosos muestran que el volante no está en el equilibrio requerido. Infiero que el reciente impacto afectó contundentemente el neumático delantero izquierdo, se shingó, pues”.
Acto seguido, nos detuvimos a cambiar la llanta más veloces que en carrera de fórmula uno. Una vez en su residencia, Win me indicó un par de establecimientos para repara el desaguizado.
Avancé presuroso con la méndiga llantita de refacción que te ponen a los coches desde hace algunos años. Me sentía como niño caminando con todo y mixiote en el pañal. El auto se balanceaba, por la migaja de goma emergente.
Tras intercambiar opiniones con el calificado “Don Chupe”, determinamos proceder a la reparación. Con un tufo a alcohol insuperable, el encargado del establecimiento hizo dos aseveraciones: primero, que la llanta ya no se podía arreglar, que le quedaría “chipote” y que el parche “ahí no agarra”. Segundo, que la única solución posible, era ponerle cámara.
Y así fue. Jueves 11 de la noche, con lluvia incesante y esperando que, camino a mi destino, no me encontrara con otra “casita de topo” que perjudicara mi vehículo. Es una constante. Llegan las lluvias y el pavimento se vuelve un asco. Trienios enteros con el anuncio de grandes obras y reparaciones, que no llegan a nada.
En mi espera, vi llegar a otros dos automóviles con circunstancias similares. En mi ruta por el periférico, rumbo a Cholula, pude apreciar una fila de más de 10 autos, todos cambiando una llanta.
Cuando se está enojado no es bueno decir nada. Por eso decidí escribirlo. Está padre que tengan un programa de 1000 calles, que anden en bici, que pinten fachaditas; es decir, no lo dejen de hacer, pero que los ciudadanos tengamos que sufrir las consecuencias por el pésimo estado de las calles, no está bien.
Si necesitan ayuda, pidan. No faltará quien se ofrezca a tapar el hoyo.
Foto: prorallypix
Manuel Frausto Urízar
si la marca que patrocina a las chicas de la foto, es la misma de tu bolido, CARAY MANOLO, traes zapatos de lujo.
Por cierto a los ultimos programas de «estamos al aire», como que les ha faltado la esencia fresca de otros dias, y mas bien se han vuelto una charla de cuates del mismo abrevadero.
Te digo que son carísimos, jaja. Gracias por tu comentario y no haremos tanto «chiste local». Gracias y saludos!