Tengo algo que laticarles. Cuando decidí sentarme a escribir unas sencillas, pero sentidas líneas, mi amigo Carlos Irán me restó su comutadora, gesto que, sin duda, agradecí. Minutos más tarde descubrí que había un roblema.
¿Cómo les exlico que el teclado de su ordenador tiene falla? ¿De qué manera odrían adivinar la letra que no sirve? Tal vez si escribo una serie de groserías vean el error. ¿or qué no sirve el uto teclado? ¡Está muy inche su comutadora!
Efectivamente. La letra que falta en el texto es gracias a la comutadora de mi amigo. Por alguna extraña razón no funciona la tecla “”. Cuando reclamé a Carlos Irán, resondió: “Sí, no se or qué, ero tamoco sirve la “”.
¿Otra falla? Un roblema más. ¿Cómo les digo la otra letra que falla? ¡Ya sé! A ver. ¿Cuántos aos tiene el nio del cumleaos? ¿Ya identificaron? Esero que sí. Así es la historia de hoy. No sirve la “” ni la “”. Estoy muy reocuado orque van a ensar que no sé cómo escribir.
Me doy or bien servido orque aún funciona la barra esaciadora. Debido a las circunstancias, el texto de hoy será breve. No hay condiciones ara desarrollar el tema como se debe. Así que hago resonsable a Carlos Irán de las rotestas que recibiré.
Exijo que arregle las dos teclas que le fallan a la comutadora que me restó y de aso, que le dé mantenimiento a la barra esaciadora que emieza a dar roblemas. Las dos rimeras ersonas que adivinen las dos letras que no sirven, se llevarán un disco de iorro.
Foto: hdaniel
Manuel Frausto Urízar
