No soy hábil en el manejo de los modernísimos artefactos tecnológicos, al contrario, probablemente observen en este espacio mis dificultades con esos artilugios.
Tampoco me son familiares, de hecho no alcanzo a comprenderlos, los modos -las modas- que se utilizan en los medios digitales y en las redes sociales; ¨pon etiquetas¨ me dicen, ¨pon las referencias en letras azules, es muy fácil¨, me explican, al tiempo que me miran sin entender que no entienda. Si entiendo, quisiera decirles, pero no comprendo. Pero mejor no digo nada para no caer en discusiones bizantinas -aquí cabrían letras en azul que conduzcan a una explicación de lo que esto significa- del tipo ¿si no pongo etiquetas mis escritos se vuelven incomprensibles? ¿si no pongo referencias en azul no me explico?
El caso es que soy hombre de mi tiempo y aunque nunca es tarde para aprender -en eso estoy- he llegado a la conclusión de que uno se puede volver un experto en el manejo de las herramientas cibernéticas pero las va a usar para lo mismo que utilizaba la biblioteca, la hemeroteca o la máquina de escribir. O sea, hay herramientas nuevas pero tendencias tradicionales muy difíciles de cambiar, no se si me explico.
Es en este sentido que he descubierto que Facebook es una ventana al pasado, cuando menos para mí. Quiero decir que desde que estoy ahí -con poca habilidad por cierto- no he vislumbrado mi destino, no he descubierto la verdadera razón de la existencia, ni he modificado mis costumbres. Pero sí he sabido de personas a las que perdí de vista por decenios y me he comunicado con gente con la que no crucé palabra cuando convivimos en otros tiempos. Es paradójico que en esta modernidad en constante desarrollo se tropiece uno con la nostalgia y se atreva a comunicarse con quien por alguna razón -timidez, tal vez- no lo hizo hace muchos años como me acaba de pasar, suceso que me inspiró el presente texto.
¿Qué a quien me refiero? Eso no se los voy a contar. Misterio
Sr. de las Palabras Mayores, todos mis respetos hacia usted; coincido plenamente con sus observaciones, creo que el mundo de nosotros los que pasamos de cierta edad no ha cambiado por la existencia de estos artilugios, si lo ha hecho es con la diaria convivencia con nuestros hijos, que de siempre ha sido dificil, pero tambien me identifico con lo mencionado respecto a poder comunicarnos con personas que ni por asomo tendriamos el valor de comunicarles nuestros sentimientos hace muchos debidos tiempos, ya me ha pasado y siento que al fin he podido desahogar ciertas incertidumbres y como dice usted: » como me acaba de pasar, suceso que me inspiró el presente texto.». Salu2