En tiempos electorales, cuando se supondría que la actividad política tendría que ser tema de conversación, cuando menos, o de discusión, polémica y apasionamiento , cuando más, es cuando queda claro hasta que punto esta actividad se ha degradado en México.
Los mensajes de campaña son pura mercadotecnia, insulsos y banales, dirigidos a … ¿a quién van dirigidos? Porque si creen que están llegando a los posibles electores se equivocan rotundamente.
La atosigante sucesión de ´comerciales´-llamémosles así- electorales logran el mismo efecto que aquella ´Hora nacional´ que se transmitía obligatoriamente a las diez de la noche del domingo en todas las estaciones de radio: uno se dedica a asuntos varios en lo que se acaban. Entonces ¿para que tanto gasto en producción y tiempo?
En mi opinión es parte de la simulación democrática que es nuestro sistema político. Hacer todo para aparentar normalidad democrática y distraer al respetable para que los que en verdad mandan se pongan de acuerdo y decidan lo que les convenga. Pura formalidad, ninguna sustancia.
Hasta que en lugar de cambiar de estación alguien -un líder creíble que de momento no ha aparecido- proponga cambiar de sistema.