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Editorial | Brutalidad policiaca

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Foto: shutterstock

En las sociedades modernas, incluso en algunas que suponemos muy civilizadas, es frecuente que nos enteremos de casos de brutalidad policiaca. En diferentes ciudades de los Estados Unidos hay casos recientes de crímenes cometidos por policías contra ciudadanos indefensos que tendrían que haber sido detenidos y procesados, en todo caso, pero no asesinados. Casi siempre los muertos pertenecen a minorías y el argumento utilizado por sus victimarios es que sintieron amenazada su integridad. Para estas comunidades el respeto a los cuerpos represores es fundamental porque la violencia latente exige que sean temidos para no ser desbordados.

En nuestras comunidades la brutalidad policiaca se da por otra razones; la corrupción, fundamentalmente. Los policías están obligados a lo que se conoce como ´el entre´.Los jefes exigen una cantidad por turno que generalmente depende de las circunstancias: tanto. si ´trabajas´ en patrulla, tanto, si quieres un turno o una ubicación ´productiva´. Esto obliga a la extorsión.

Es imposible que las autoridades no sepan de estas practicas. En Cholula hay delincuentes con uniforme que se dedican a atracar a los parroquianos cuando salen de los llamados ´antros´ que ahí abundan. La técnica es simple: detienen al ´cliente´, le piden su credencial de elector, le dicen que ya saben sus datos y proceden a despojarlo de cuanto pueden, incluso llamando a los familiares si lo que llevan les parece insuficiente. Se de muchos casos similares, tanto en San Andrés como en San Pedro y las víctimas no se atreven a denunciar porque son amenazados incluso de muerte si lo hacen; Ya vimos que las amenazas son reales.

El joven asesinado hace unos días por el subdirector de la policía municipal de San Pedro Cholula ha sido víctima de esta corrupción inaceptable. La cadena de mando de estos criminales llega hasta el presidente municipal y es producto de la tolerancia, si no la promoción, de prácticas ilegales que producen mucho dinero no fiscalizable.

No basta la demagogia insultante para el drama familiar, no es suficiente la palabrería ni la actitud de ´han pasado cosas peores´ y otros no han dado la cara, debe hacerse justicia y esta pasa por el castigo al culpable y la sanción a los responsables del clima de corrupción imperante en las policías cholultecas.
Nadie esta a salvo si la justicia es palabra y no acción.

 

José Luis Pandal

El comentario ácido, irónico, informado y puntual de José Luis Pandal, que aborda temas políticos y de la vida cotidiana.

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