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Editorial | Vosotros me habéis deseado

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El 28 de mayo de 1864, a bordo de la fragata austriaca Novara, llegaron a Veracruz Maximiliano de Habsburgo y su esposa, Carlota de Bélgica. No se encontraron con la recepción que esperaban y desde ese momento entendieron que los conservadores los habían engañado, que las firmas de adhesión de miles de mexicanos que les habían llevado a Miramar eran mentiroso producto de la conveniencia de unos pocos.

Pero era tarde para echarse para atrás, se habían cerrado todos los caminos de regreso con los acuerdos hechos con Napoleón el Pequeño y con el emperador Francisco José, así que el emperador – el empeorador le apodaron pronto los pícaros mexicanos – sacó su discurso y lo leyó con decisión. Es aquel que empieza ´´ Mexicanos: ¡Vosotros me habéis deseado!

Desde altamar, el ambicioso, ingenuo, bienintencionado y engañado archiduque, le había escrito a Don Benito Juárez una carta invitándolo a unirse a su causa para consolidar un gobierno de unidad en bien de México. El Presidente mexicano le contestó con otra misiva donde le hacía ver la verdad de su aventura, la tontería de su proyecto y la calidad de traidores de quienes lo habían embarcado en tal desatino.

La parte final de aquella carta es contundente y no ha perdido vigencia en cuanto a la consecuencia del abuso de los poderosos. Dice:
«Es dado al hombre, señor, atacar los derechos ajenos, apoderarse de sus bienes, atentar contra la vida de los que defienden su nacionalidad, hacer de sus virtudes un crimen y de los vicios una virtud; pero hay una cosa que esta fuera del alcance de la perversidad, y es el fallo tremendo de la historia. Ella nos juzgará.»

Aunque los poderosos de hoy ignoren la historia, esta los juzgará. Aunque no escuchen las sabias palabras de Don Benito Pablo Juárez García, estas se harán oír y serán espejo nítido que reflejará su miseria.

Y si así no fuera, déjenme pensar que sí, para no caer en la desesperanza, para no tener que aceptar que México se envileció para siempre.

José Luis Pandal

El comentario ácido, irónico, informado y puntual de José Luis Pandal, que aborda temas políticos y de la vida cotidiana.

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