- Polizones ponen en alerta a empresarios mexicanos, quienes temen la deportación de sus productos embarcados a Estados Unidos
BUAP. 1 de marzo de 2017. En 2014, el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos detectó la presencia de “intrusos ilegales” en un embarque comercial de brócoli proveniente de México. El veto a este envío puso en estado de alerta a los productores mexicanos de esta hortaliza, una de las más significativas en la producción agrícola nacional, al evidenciar potenciales riesgos para futuras exportaciones, a consecuencia de la plaga.
El “viajero incómodo” fue la Bulia schausi, una palomilla con distribución en México y Estados Unidos. Su presencia en los productos nacionales de exportación tiene un efecto negativo para la economía de los agricultores y empacadores de brócoli, al colocarlos en una posición delicada en caso de una detección de esta plaga en la frontera. Su situación se agrava, pues a la fecha se desconoce su distribución en las zonas productoras del país.
Preocupados por el futuro de este sector, investigadores del Instituto de Ciencias de la BUAP, la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y de Texas A&M AgriLife Research se propusieron calcular la disponibilidad ambiental del lepidóptero: es decir, dónde se dan las condiciones ambientales más favorables para la vida de las palomillas, así como su posible interacción con áreas de cultivo.
Daniel Jiménez García, investigador del Instituto de Ciencias de la BUAP, señaló que mediante sistemas de información geográfica y con ayuda del algoritmo de máxima entropía, determinaron que la mayor disponibilidad ambiental del insecto ocurre a lo largo de la zona medio central del país.
Debido a que El Bajío es el área principal de producción de brócoli -la hortaliza que más exporta el país de forma congelada- y el estudio sugiere que la disponibilidad ambiental del insecto comprende toda esa región, los investigadores coinciden en la necesidad de poner en marcha programas de manejo y control de esta potencial plaga.
Lo anterior, a partir del monitoreo, inspección y búsqueda de enemigos naturales, nivel de daño y fenología, a lo largo de toda la región productora de brócoli, para conocer con precisión el impacto de la presencia de B. schausi, pues si bien los científicos calculan áreas potencialmente disponibles para la presencia de la palomilla, no revelan con precisión las interacciones ecológicas a nivel local que pueden ocurrir y que inciden en la relación plaga-cultivo.
Mapas de disponibilidad ambiental, vitales para las decisiones políticas y empresariales
Daniel Jiménez García, investigador del Instituto de Ciencias de la BUAP, señaló que el cálculo de la disponibilidad ambiental ha sido una herramienta útil a nivel mundial en la predicción de plagas exóticas. Sin embargo, en México poco se ha aplicado a plagas locales, pese a que los mapas que ubican la disponibilidad ambiental de insectos relevantes para el sector agrícola, son de vital importancia para los tomadores de decisiones políticas de otras naciones.
El uso de sistemas de información geográfica (SIG) combina información climatológica y de distribución de especies, además permite elaborar mapas para evaluar riesgos y establecer sitios de muestreo y erradicación. Jiménez García ha trabajado en la elaboración de atlas de riesgos de diversa índole, básicamente para conocer los efectos del cambio climático y del uso de suelo en diversas regiones y las especies que las habitan.
Explicó que el propósito de este proyecto de investigación, en particular, fue generar mediante los SIG el mapa de disponibilidad ambiental de la palomilla en México y establecer zonas críticas para el brócoli por su presencia, con la finalidad de estimar acciones futuras del manejo de este lepidóptero.
Los datos de distribución de la Bulia schausi fueron georreferenciados con base en el nomenclátor nacional, mientras que el modelo de distribución fue realizado con un algoritmo de máxima entropía, utilizando como predictores diversas variables bioclimáticas, entre las que destacan la temperatura media anual, niveles de precipitación y la isotermalidad o índice de la variabilidad de la temperatura.
Este modelo proyectado en México plantea que la mayor disponibilidad ambiental del insecto ocurre a lo largo de la zona medio central del país, es decir, el sur de Chihuahua, Durango, Zacatecas, Querétaro, Hidalgo, Tlaxcala, Aguascalientes, noreste de Jalisco, norte de Michoacán, Estado de México, Ciudad de México, centro de Puebla y oeste de Oaxaca, que incluye, como ya se mencionó, El Bajío, principal zona de producción del brócoli.
Conocieron además que las áreas de disponibilidad mediana se encuentran en la Sierra Madre Occidental, Altiplano Mexicano, Eje Volcánico Transmexicano, Sierra Madre Oriental, Sierra Madre del Sur, Chiapas y pequeñas áreas en la zona centro de Veracruz y Costa del Pacífico Mexicano.
La mínima disponibilidad fue proyectada en las provincias biogeográficas de Baja California, California –Estados Unidos-, Costa del Pacífico Mexicano, Cuenca del Balsas, noreste del Altiplano Mexicano, la mayor parte de Sonora, pequeñas regiones a lo largo de la Costa del Pacífico Mexicano, así como en la veracruzana y tamaulipeca. Finalmente, y en contraste, la provincia biogeográfica de Yucatán fue la única región que arrojó nula disponibilidad ambiental.