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El conocimiento debe atender necesidades del entorno y elevar niveles de bienestar local: AEO

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El Rector Alfonso Esparza Ortiz impartió la Cátedra de Honor 2017, de la Facultad de Contaduría Pública

Generar acciones corresponsables entre las instituciones y los sectores es el primer paso hacia la búsqueda de oportunidades de desarrollo equitativo, dijo

BUAP. 21 de mayo de 2017.- Con la llegada del “Internet de las Cosas”, la información que el mundo posee se duplica cada once horas. De aquí que el saber en sí mismo ya no sea tan relevante. Ante este cambio
histórico, el sistema educativo occidental debe abandonar el paradigma “del saber” como valor máximo e incorporar lo que la sociedad actual exige: flexibilidad para aprender a aprender, como eje central, sostuvo el Rector Alfonso Esparza Ortiz, al impartir la Cátedra de Honor 2017, de la Facultad de Contaduría Pública de la BUAP.

En el púlpito del Paraninfo de la BUAP, Esparza Ortiz compartió con los presentes cómo la Institución ha hecho frente a los desafíos actuales, definidos por un mundo donde el conocimiento crece de forma
acelerada, surgen nuevas disciplinas para responder a los requerimientos sociales y donde, sin embargo, prevalecen la inequidad, pobreza, intolerancia, marginación e injusticia.

“Si bien el conocimiento se ha convertido en una gran fuerza productiva, también persisten y se multiplican los problemas, por lo que tenemos que preguntarnos hacia dónde estamos conduciendo los
saberes y cuál es su alcance e impacto”, destacó el ganador del Premio Internacional Sócrates 2017.

En su Cátedra Prima titulada “La Contaduría Pública y la educación multicultural en el mundo moderno”, Alfonso Esparza Ortiz, el primer orador en portar la investidura para tal efecto, enfatizó que el
desafío sustancial es lograr que el conocimiento atienda las necesidades del entorno y permita a la población elevar sus niveles de bienestar. Ir más allá de la vinculación para generar acciones corresponsables entre las instituciones y los sectores social, productivo y gubernamental, es el primer paso hacia la búsqueda de oportunidades de desarrollo equitativo, comentó.

“Con una historia de más de cuatro siglos, la BUAP goza de reconocimiento por la calidad de sus programas, la habilitación de su planta académica, el desarrollo de investigaciones y su responsabilidad y compromiso social. Por su misión, nos enfocamos en ampliar la cobertura mediante nuevos planes educativos que brinden alternativas a la problemática del mundo actual y del futuro”, señaló.

En ese sentido, recordó la organización académica de la BUAP, que incluye cinco complejos regionales. Ubicados en diversas zonas del estado, estos campus registran una matrícula de casi 10 mil
estudiantes de preparatoria y licenciatura, quienes cursan programas diseñados a partir de las vocaciones productivas de los lugares donde se ubican, a fin de impulsar el desarrollo regional y alentar la
permanencia de egresados en sus comunidades de origen.

Asimismo, el Rector de la BUAP consideró al recién inaugurado Ecocampus Universitario Valsequillo como otro de los mecanismos de la BUAP para dar respuesta a los requerimientos del ser humano, que sufre
actualmente de migraciones, guerras, epidemias y un gravísimo daño al medio ambiente.

“Es un modelo de restauración ambiental en el cual se generan innovadoras dinámicas de desarrollo, a través de la investigación. Ahí se utilizan tecnologías limpias para recuperar y restablecer condiciones que aseguren la continuidad de los procesos naturales del territorio. Mediante estrategias de triple hélice se impulsará un modelo de investigación internacional, sustentado en la productividad
científica y la innovación”, informó.

“Con esta y otras acciones, abiertos a la innovación y desde una perspectiva global, en la BUAP buscamos hacer del conocimiento un elemento sustancial del progreso, porque creemos que la educación es la base del desarrollo y que el saber no tiene fronteras”, comentó.

Los contadores públicos han acompañado el desarrollo humano y el de las sociedades: Esparza Ortiz

Hoy, la Contaduría Pública se encuentra vinculada a un entorno económico caracterizado por una recesión internacional e incertidumbre financiera. Si bien la esencia de esta profesión es la misma desde su origen, actualmente va mucho más allá: debe crear valor agregado a la información disponible y generar elementos que favorezcan la toma de decisiones, expresó el Rector Alfonso Esparza Ortiz, durante su intervención en la Cátedra Prima que la Facultad de Contaduría Pública de la BUAP instauró en el marco de su 80 aniversario.

Adicionalmente –prosiguió el colaborador de la Coordinación de Educación Superior del Banco Mundial-, esta profesión cobra especial importancia en momentos en los que la rendición de cuentas y la
auditoría del desempeño son materias ineludibles:

“Transparencia, rendición de cuentas y la medición de los impactos son asignaturas que han modificado las relaciones entre los actores sociales y obligan a las instituciones y ciudadanos a abordarlas desde
una nueva perspectiva. Son un buen ejemplo de cómo han cambiado las
circunstancias”.

Por ello, invitó a los integrantes de la Facultad de Contaduría a asegurar la formación académica conforme a las nuevas características del entorno: “los contadores fueron pioneros de la certificación al
igual que de la actualización permanente”.

En ese sentido, apuntó lo que en su momento el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advirtió sobre la incipiente cuarta revolución industrial, descrita por la aplicación del Internet a la industria, la digitalización, las tecnologías de la información y comunicación, los dispositivos inteligentes y las redes que comunican máquinas y adaptan servicios a los clientes en cualquier parte del mundo. De esta cuarta
revolución desconocemos las consecuencias, dijo, pero ya vemos la enorme transformación que trae consigo.

Según el BID, este nuevo modelo demandará el desarrollo de habilidades socio-emocionales y no sólo el uso de la tecnología, sino la creación para enfrentar un mercado extremadamente cambiante; “debemos asumir e cambio como la única constante”.

Ello implica para la contaduría un cambio de paradigmas, una mentalidad abierta, multicultural y dispuesta al aprendizaje continuo bajo una actitud proactiva e innovadora: “de la misma manera en que se
demanda a las IES desarrollar estrategias y formas de aprendizaje que detonen el progreso colectivo, la Facultad de Contaduría Pública debe estar a la altura de las expectativas y nuevos retos que los cambios
globales producen en las empresas y organizaciones”.

“En otras palabras, como universitarios nuestro ámbito de acción no puede ni debe limitarse a la Institución, sino a lograr un impacto real y eficaz en el entorno, para cumplir con la responsabilidad que nos atañe y contribuir a la construcción de una sociedad más justa y próspera, ya que ese debe ser el objetivo esencial del conocimiento”, concluyó.

Redacción

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