La semana pasada inicié aquí el recuento de las 20 películas que más me gustaron a lo largo de 2018, exhibidas en salas comerciales. Las cintas de esa primera entrega fueron: De libros, amores y otros males, En la penumbra, El insulto, El sacrificio del ciervo sagrado, Lady Bird, La forma del agua, La libertad del Diablo, La maestra del kinder, La muerte de Stalin y Los Adioses. Aquí la 2ª entrega, los otros 10 films, en orden alfabético.
Apóyate en mí (Lean on Pete), de Andrew Haigh: film valioso, austero, que borda sin sentimentalismo sobre un adolescente que se encariña con un decadente caballo de carreras, al que busca salvar de convertirse en alimento para perros. Crimen en El Cairo (The Nile Hilton incident), de Tarik Saleh: absorbente film noir de tonos trágicos, cuyo punto de partida es el asesinato de una prostituta en el hotel del título, en el marco de la primavera árabe y sus cruentas represiones. Cinta realizada no sólo con nervio narrativo sino también con evidente compromiso político. Muchos hijos, un mono y un castillo, de Gustavo Salmerón: desenfadado documental español –también conmovedor e íntimo– cuyo personaje es la madre del director, mujer tan sencilla como extraordinaria, capaz de plantar cara –a su avanzada edad– a cualesquiera adversidades y caos. Su relevancia radica en que revisa tanto aristas de valores genuinos (familia, convivencia, solidaridad) como otras del vivir cotidiano: alegrías, preocupaciones, crisis, búsquedas, etc.
Nace una estrella (A star is born), de Bradley Cooper: nueva versión de la clásica historia de la talentosa desconocida que alcanza la cúspide del show business, apoyada por una celebridad en declive. Sólido melodrama romántico, con apuntes críticos al brillo tramposo del éxito, de tonos trágicos perfectamente enmarcados por un soundtrack extraordinario. Nunca estarás a salvo (You were never really here), de Lynne Ramsay: intenso, sombrío drama en torno a un solitario veterano de guerra que deambula clandestinamente por una vida atormentada y de remordimientos, por un pasado doloroso. Película de personaje más que de eventos, más contextual que textual, con su inestable protagonista como núcleo de todo lo que en ella sucede. Rostros y lugares (Visages, villages), de Agnes Varda y JR: documental que explora Francia para retratar gente inmersa en sus comunidades y recuerdos, para que esas fotografías (gigantescas) les hagan renacer al alegrarles. Trabajo entrañable, juguetón, que incorpora muchas lecciones. Tres anuncios por un crimen (Three billboards outside Ebbing, Missouri), de Martin McDonagh: resuelta, una mujer mantiene su árida lucha por que las autoridades encuentren y juzguen al asesino de su hija. Notablemente escrita y actuada, la película es un recorrido conmovedor a través de cuanto rodea a la pérdida por violencia de un ser querido.
Un pequeño favor (A simple favor), de Paul Feig: una mujer decide indagar sobre la desaparición de su mejor amiga, sin una mínima idea de cómo hacerlo. Película abundante en secretos, que reta al raciocinio. Se sabe desvergonzada y asume los riesgos con desenfado, porque le sobran estilo y clase para hacerse irresistible. Una familia peculiar (Cigarettes et chocolat chaud), de Sophie Reine: un padre viudo intenta educar a sus hijas, de 13 y 9 años, según los preceptos ochenteros en los que cree, hasta que las autoridades lo obligan a un programa de responsabilidad parental que, de no aprobar, enviaría a las niñas a familias sustitutas. Film de corazón enorme, justo sobre ser familia incluso cuando las circunstancias están en contra. Una mujer fantástica, de Sebastián Lelio: drama sobre una mujer transgénero que, a la muerte de su pareja (su vínculo con la “respetabilidad”) se ve violentada por los recelos de la sociedad que la rodea. Film frontal, honesto, valiente, cuyo sustento está en la obligatoriedad de “cupo” para las diferencias, por desafiantes que sean.