Primero lo primero, dicen en el pueblo. ¿Hay algún buen cinéfilo que no adore el cine francés? Habrá, pero es difícil encontrarlo. Cerca ya de llegar a la muy honorable edad de 124 años, recordemos que el cine es francés por nacimiento: vio la luz primera en 1895, en París (un Día de los inocentes, por cierto), consolidado por el genio e inventiva de los hermanos Lumiere. Además, francés era Georges Melies, el hombre que comprendió, un lustro más tarde, que el cine podía ser no sólo documental, sino también un espectáculo capaz de contar historias. Así, debe tenerse a Melies como el visionario que cambió el rumbo del Cinematographe. Francesa es también una de las películas quintaesencia del arte fílmico: Los hijos del paraíso (1945), la inolvidable cinta de Marcel Carné, intemporal obra maestra sobre el nunca languidecente amor entre el mimo Deburau y la hermosa Garance, obstinadamente separados por Lacenaire, representante quizá del destino mismo.
Y como Los hijos del paraíso, una parte significativa de las más grandes películas de la historia del cine son francesas. Para muestra, un botón: Napoleón (1927); Cero en conducta (1933); La gran ilusión (1937); Las reglas del juego (1939); París, bajos fondos (1952); El año pasado en Marienbad (1961); La rodilla de Clara (1970), El discreto encanto de la burguesía (1972) y muchas más. Igualmente franceses son algunos de los actores, actrices y directores más consentidos y entrañables de la fábrica de sueños: Jean Gabin, Yves Montand, Jean-Paul Belmondo, Alain Delon, Philippe Noiret, Gerard Depardieu, Jean Reno, Simone Signoret, Brigitte Bardot, Jeanne Moreau, Catherine Deneuve, Isabelle Adjani, Juliette Binoche, Audrey Tautou, Isabelle Huppert –entre los histriones– y René Clair, Jean Renoir, Jean Vigo, Marcel Carné, Robert Bresson, Francois Truffaut, Jean-Luc Godard, Claude Chabrol, Louis Malle, entre los realizadores. Apenas un puñado de nombres, entre tantos inmersos en una historia impresionante. Talento de sobra.
Pues bien: del 6 de septiembre al 3 de octubre podrá verse, en diversas salas angelopolitanas, el 23º Tour de Cine Francés, con siete películas destacadas y recientes de la cinematografía gala. La programación es la siguiente: 1) El drama Amanda (2018), de Mikhael Hers, en la que un hombre joven debe hacerse cargo de su sobrina de 7 años, después de un evento trágico. Film ganador del Festival Internacional de Tokio, reconocido también en el Festival de Venecia. 2) Blanca como la nieve (2019), de Anne Fontaine, basada en “Blanca Nieves” de los hermanos Grimm, en tono más adulto y obscuro. Isabelle Huppert encarna a Maud, la malvada celosa de la historia. 3) Cyrano mon amour (2018), la ópera prima del parisino Alexis Michalik, en torno a la figura de Edmond Rostand, el poeta y dramaturgo autor de Cyrano de Bergerac. 4) El misterio del Sr. Pick (2019), de Rémi Bezancon, adaptación del libro de David Foenkinos sobre una extraordinaria novela inédita, escrita por un difunto fabricante de pizzas. Una comedia, sí, pero con rasgos serios que la complementan.
5) En buenas manos (2018), de Jeanne Herry, drama a propósito del siempre delicado tema de la adopción y los bebés no deseados. Recibió siete nominaciones al César, el principal premio del cine francés. 6) Mi niña (2019), de Lisa Azuelos, cinta cálida y divertida sobre una mamá “a punto de ya no serlo”, consciente de que su más “pequeña” ha crecido. Finalmente, 7) Un amor a segunda vista (2019), de Hugo Gélin; otra comedia (romántica), con el buen añadido de rasgos fantásticos. La premisa es sugerente: un escritor célebre despierta en una suerte de realidad alternativa, en la que es un perfecto desconocido para su esposa “original”, de la cual venía distanciándose. Pero en –y desde– la inesperada y nueva perspectiva, el tipo reconoce cuánto la quiere y, claro, se propone (re)conquistarla. El 23º Tour de Cine Francés, Mesdames et Messieurs.