Christian Bale and Matt Damon in Twentieth Century Fox’s FORD V. FERRARI.

Ahora mismo hay títulos de interés para ver en las salas locales. Entre lo que aquí no he comentado se cuentan Contra lo imposible (Ford vs Ferrari), de James Mangold, y la mexicana Polvo, de José María Yazpik en su debut como director. En cuanto a la primera, se ubica a mediados del siglo XX y está inspirada en hechos reales: la incursión de la marca Ford en la construcción de autos de carrera, con la consecuente e inmediata rivalidad –muy fuerte– con la escudería Ferrari. En específico, la rivalidad sobre su encarnizada competencia para ganar las 24 horas de Lemans de 1966 (el 3er acto de la cinta). Matt Damon interpreta a Carroll Shelby, el constructor experto contratado por Ford para el caso, y Christian Bale al legendario Ken Miles, las “manos” escogidas por Shelby (a contracorriente del deseo corporativo) para pilotear en cada carrera el auto principal del sello Ford. El resultado es un film excitante, ágil, muy bien construido y actuado, que a pesar de durar 2 horas y media discurre como un trago de agua. Damon y Bale se reparten el protagonismo, estando el personaje de Bale más desarrollado en el lado humano.

Algunos podrán cuestionarse si Contra lo imposible es también disfrutable para cinéfilos no aficionados a las carreras de autos. Lo es y mucho. Si bien le resulta nuclear el universo de las pistas –el peligro inherente, el olor a freno y gasolina, la rivalidad entre pilotos– el corazón de la película es más un asunto de dignidad profesional, de ética de vida. Ken Miles no sabe de etiquetas o protocolos, pero sabe mejor que nadie que nació para adorar a su familia y para correr autos a velocidades inhumanas. Eso, sin que le importe no resultarle simpático a los altos ejecutivos de trajes caros. Por su parte, Carroll Shelby sabe moverse en el mundo corporativo, porque de hecho es un vendedor nato; pero en lo profundo, es también un corredor natural, aunque esté retirado. Por ende, su ética fluye paralela a la del rebelde Miles: a fin de cuentas, la vida se trata de hacer lo mejor posible eso que haces mejor que nadie. Así pues, Contra lo imposible, con buen equilibrio, termina siendo un retrato de personajes y de lealtades, tanto como una muy entretenida película de eventos. Algo que cautiva a cualquiera, le gusten o no las carreras. Tal y como lo concluye Gregory Ellswood en The Playlist: Contra el destino es un divertimento cinematográfico que te succiona y sólo te suelta hasta cruzar la línea de meta”.

En cuanto a Polvo, resulta un auspicioso debut como director para José María Yazpik. Su protagonista es el Chato (el propio Yazpik), a quien un cártel de narcos le ordena volver a su pueblo natal –San Ignacio, en la península de Baja California– a recuperar 500 paquetes de cocaína, perdidos ahí tras estrellarse la avioneta que los transportaba. Y el cártel se lo deja clarísimo al tipo: si no los recupera, el pueblo será arrasado con todo lo que tenga dentro, su familia incluida. Es así que el Chato regresa a San Ignacio, diez años después de largarse, no sólo para recuperar la mercancía y salvar al pueblo, sino también para enfrentar su pasado y a todos aquellos con quienes dejó asuntos pendientes. Acompañan a Yazpik, en el reparto, intérpretes tan reconocidos como Mariana Treviño, Jesús Ochoa, Joaquín Cosío y Angélica Aragón, lo que de entrada no sólo da atractivo a la película, sino esencialmente fortaleza. Yazpik ha conseguido un retrato muy entrañable de cómo se vive, cómo se piensa y –de forma muy divertida– cómo se habla, en comunidades como la de San Ignacio, no por aisladas menos emotivas y vivas. En especial, Polvo explora, casi sin que se note, todo eso que es o suele ser importante para su gente y que no necesariamente se vincula al dinero (aunque el dinero siempre juegue un papel relevante). Muchos perciben a Polvo como una comedia digamos “pura”; no estoy tan seguro de ello. La veo más como una suerte de tragicomedia, según ciertos rasgos de encrucijada, de circularidad, de callejón sin salida. Enhorabuena, Chema, por tanto Polvo.

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