En nuestros ya tradicionales (gulp) ciclos fílmicos para “estar en casa”, la semana pasada propuse cuatro dramas, señalando que dicho género tonal marca y transforma las vidas de los personajes inmersos en sus argumentos. Y bien, por sentir que se quedaban en el tintero otros dramas significativos, propongo ahora –en orden alfabético—cinco dramas más, films no mayores a una década y de nacionalidades diversas: Austria, Reino Unido, Francia, Alemania y España, respectivamente.
Amor (2012), de Michael Haneke. Desde la historia de una pareja de octogenarios sacudida por la enfermedad de uno de ellos, explora los temas del amor verdadero, del amor desolado y de la dignidad como única opción de vida posible. Prácticamente un solo ambiente, dos grandes intérpretes (Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva) mas una conmovedora situación infranqueable bastan para detonar las más verdaderas y resonantes emociones. Film demoledor, poderoso y humano hasta lo más profundo, ganador del Oscar y de la Palma de Oro del Festival de Cannes.
45 años (2015), de Andrew Haigh. Geoff y Kate, un matrimonio por celebrar 45 años juntos, reciben una carta desde Suiza. Les comunica que por fin se ha encontrado, en un glaciar de los Alpes Suizos, el cuerpo congelado de la joven novia de Geoff de casi 50 años atrás. Kate conoce este episodio, pero se siente lastimada al notar cuánto afecta la noticia a su marido. Por ello, Kate (en vísperas del festejo de aniversario) decide reevaluar su matrimonio, así como al hombre con quien ha compartido todo ese tiempo, y lo que en esencia ella ha significado para él. 45 años es una reflexión sobre la relación de pareja y sobre los eventos difusos que la bordean, en especial cuando sobre la relación está el paso del tiempo. Serena y todo, no deja de ser intensa, lo cual sugiere que algo va a explotar. Una inesperada gema con apariencia de película menor; no lo es.
De hombres y de Dioses (2010), de Xavier Beauvois. Basada en hechos reales: el secuestro en Argelia, en 1996, de un puñado de monjes cistercienses por parte de un grupo fundamentalista, bajo dos hechos coyunturales: los religiosos rechazan la protección militar que les ofrece el gobierno; y, pudiendo marcharse a tiempo, deciden quedarse entre la población musulmana amenazada. Cinta que focaliza en conceptos esenciales: el sentido de vida, la razón profunda de la vocación, el ser –y estar– para los demás, la solidaridad (a pesar de las consecuencias) y la humanidad latente en todo esto, para un idealismo armónico que debiera ser norma de vida en vez de excepción admirable.
En la penumbra (2017), de Fatih Akin. Drama relativo a una viuda y madre que busca justicia en los juzgados, tras la muerte de su esposo y de su hijo en un atentado, presumiblemente por motivos raciales. Cinta imprescindible, valiosa en especial por la fuerza del tema que detona su contenido. En definitiva, no puede vérsele como una película “de venganza” más. Su interpretación de la protagonista valió a Diane Kruger el premio a mejor actriz en el Festival de Cannes 2017.
Truman (2015), de Cesc Gay. Julián (Ricardo Darín), avecindado en Madrid, está diagnosticado con cáncer terminal. Desde Canadá llega a visitarlo Tomás (Javier Cámara), su amigo de toda la vida, sabiendo que será la última ocasión que se vean. Julián le dice a Tomás: “yo tengo dos hijos y uno se llama Truman”. En efecto, entre los estragos de la enfermedad y la tristeza por el inminente desenlace, Julián busca cómo dejar a Truman, su viejo y leal perro Bullmastiff, lo más “cobijado” posible. Drama en la acepción más sincera y humana, del término, que se ocupa de temas esenciales –amistad, solidaridad, comprensión– y cuyos méritos son tan enormes como su corazón. Entre lo mejor del film están las actuaciones de Darín y de Cámara, igualmente formidables.