El 15 de julio de 1867, hace hoy 153 años, el presidente Benito Juárez García entra, con formalidad y solemnidad y en medio de una gran alegría, a la ciudad de México, consumando la restauración de la República, después de vencer al imperio encabezado por Maximiliano de Habsburgo.
En el manifiesto publicado en esa fecha, enuncia el presidente Juárez la célebre frase que se asocia, desde entonces y para siempre, a su nombre. Dice así el párrafo completo:
«Mexicanos: Encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus auspicios será eficaz la protección de las leyes y de las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la República. Que el pueblo y el Gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz. Confiemos en que todos los mexicanos, aleccionados por la prolongada y dolorosa experiencia de las calamidades de la guerra, cooperaremos en lo de adelante al bienestar y a la prosperidad de la nación, que sólo puedan conseguirse con un inviolable respeto a las leyes, y con la obediencia a las autoridades elegidas por el pueblo.»
En el párrafo anterior a este, refiriéndose a la necesidad de ser justo y magnánimo en la victoria, se lee lo siguiente:
«La templanza de su conducta en todos los lugares donde ha residido, ha demostrado su deseo de moderar en lo posible, el rigor de la justicia, conciliando la indulgencia con el estrecho deber de que se apliquen las leyes, en lo que sea indispensable para afianzar la paz y porvenir de la nación.»
Suena muy considerado el presidente. Hasta que recordamos que fusiló a Maximiliano sin importar las enormes presiones recibidas de todas partes y a Miramón y Mejía, porque tenía que suprimir a quienes amenazaban en verdad a su gobierno liberal, además de la necesidad de sentar precedente a quien quisiera abusar de su bondad.
Ya no es época de fusilamientos, afortunadamente, pero leyes hay y siempre será mejor tomar decisiones drásticas y valientes, que andar peleando con títeres, todos los días, en lugar de ajustar cuentas a los titiriteros.
¿Qué creen que haría Juárez, con su estatura de verdadero estadista y las leyes vigentes, con Salinas y Calderón si hoy fuera presidente de esta disminuida república?