Informar o comunicar | Textos desde el encierro

422
0

Hay una diferencia fundamental entre estos conceptos: informar es hacer saber, rendir cuentas, contar algo, dar datos, transmitir conocimientos; un origen y un destino.

Comunicar implica algo más, diálogo, intercambio, circularidad.

El presidente López Obrador es un gran comunicador, establece un estilo de gobierno que se basa en esta característica suya, genera respuesta, impone agenda y provoca una resistencia que le sirve de apoyo, como decía don Jesús Reyes Heroles.

Me sorprende la emulsión que genera en el reducido ambiente de los ‘intelectuales’, ´líderes de opinión’, viudas de famosos y demás personajes disímbolos que firman desplegados falaces.

Estos defensores de entelequias -libertad de expresión, democracia, etcétera- que sólo existían en lo formal, no ayudan a desarrollar aquello que dicen defender; al contrario, desinforman, confunden y debilitan la construcción de una mejor sociedad.

La prensa debe ocupar su lugar, conquistarlo con el trabajo que le toca: poner luz en la oscuridad, investigar y descubrir lo que se intenta ocultar, exhibir mentiras, informar verdades.

Eso contribuiría al desarrollo de una democracia real.

Si los directores de medios son los mercaderes y sus empleados -paradigma es Pardinas, el del Reforma- y no los periodistas, producirán mercancías vendibles y no información.

Por el lado del gobierno falta también profesionalidad en la información: datos específicos, hechos concretos, cifras. No hay una política clara y se deja todo a la capacidad de comunicación del presidente, con los riesgos que eso conlleva: equivocaciones, enredos, insuficiencia informativa que deja abierta la posibilidad de error aprovechable por sus enemigos.

Creo que el presidente debía relegar en colaboradores capaces -carece de ellos, parece- el desmentido, la defensa ante las calumnias, el combate a las mentiras, las aclaraciones que cotidianamente hace en sus conferencias; rebaja, en mi opinión, la dignidad política que encarna cuando se enfrenta a rivales menores y los fortalece al ponerse a su nivel.

Necesita AMLO mantener ecuanimidad, credibilidad, fuerza política más allá de su innegable y sostenida popularidad, porque el embate de la ultraderecha, aun la más ridícula como la alineada en Frenaa, es siempre peligroso.

Si algo enseña la historia, es que los fascistas son traidores y tortuosos y los ingenuos multitud, siempre alienable.

Tal vez te interese la columna anterior: El payaso de las cachetadas

José Luis Pandal

El comentario ácido, irónico, informado y puntual de José Luis Pandal, que aborda temas políticos y de la vida cotidiana.

DEJAR UN COMENTARIO

¡Por favor escribe tu comentario!
Por favor escribe tu nombre aquí