De frente con la desesperanza y el no-futuro

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Si bien no es lo tradicional, hay películas que te duelen; que por su texto y/o su contexto escarban hondo y rasgan en el alma, en la conciencia, en la sensibilidad, de quienes las ven. Como ejemplo de esto recurro a Amor (2012), de Michael Haneke, de la que por entonces escribí este fragmento: “Desde la historia de una pareja de octogenarios sacudida por la enfermedad de uno de ellos, Amor explora los temas del amor verdadero, del amor desolado y de la dignidad como única opción de vida posible. Prácticamente un solo ambiente, dos grandes intérpretes (Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva) y una conmovedora situación infranqueable, bastan para detonar las más resonantes emociones. Film demoledor, poderoso y humano hasta lo más profundo”. Otro ejemplo contundente de films que te duelen es La libertad del diablo (2017), el documental de Everardo González sobre la violencia en México, originada en las disputas territoriales por el poder entre narco-pandillas, que –en medio de la impunidad, la corrupción de autoridades y el nulo respeto por la vida– terminan lastimando, fracturando familias, al extenderse, en asesinatos y desapariciones, a personas incluso ajenas a dichos cárteles y grupos. Los testimonios son tanto de víctimas como de victimarios, para una experiencia genuinamente sobrecogedora.

Sea todo lo anterior preámbulo al comentario sobre Sin señas particulares (2020), de Fernanda Valadez, ganadora en el Festival Sundance del Premio del Público y del Premio Especial del Jurado a guion (ambos, de la categoría Drama); en el Festival de San Sebastián, del Premio Horizontes; y en el Festival de Morelia, del Premio del Público y del Premio a Mejor Película. En ella, dos jovencitos, amigos, emprenden viaje hacia la frontera, desde Guanajuato. Tras dos meses sin saber de ellos, sus madres los reportan desaparecidos. Como se fueron con consentimiento de sus familias, “no hay delito que perseguir”, dice el Ministerio Público. Sin embargo, muestran a las señoras fotografías de los cadáveres más recientes que han llegado, entre los que está uno de los chicos. A partir de eso, la madre de Jesús, el otro, decide irse sola al norte a buscarlo, encontrando sólo su mochila en una morgue judicial de Tamaulipas. Negándose a firmar cualquier documento aceptando que su hijo está muerto, Magdalena (Mercedes Hernández) inicia el peregrinar para encontrar a su hijo, o al menos certidumbre sobre qué le sucedió. Una diaria pesadilla infernal, húmeda de miedo, de incertidumbre, de agonía, en medio de negación, hermetismo y silencio nacidos también del miedo de todos quienes habitan ese entorno secuestrado. El horror, pues. ¿Cómo no va a dolerte una película así?

Sin señas particulares es un drama de evidente sentimiento documental, realizado de manera brillante para traducir en un conmovedor retrato de la angustia, de la impotencia, en el marco de un México que se revela vencido, cada vez más resignado a la violencia, a las desapariciones, a la inoperancia de sus cuerpos de seguridad (cualesquiera, todos), avasallado por la corrupción y el poder enormes que puede comprar el dinero de los cárteles. Origen de una fotografía alucinante (onírica/simbólica en su mirada a los paisajes), la cámara de Claudia Becerril Bulos muestra a detalle el rostro de Magdalena y el de otros “sometidos” (el joven Miguel, el viejo Alberto Mateo), pero es quirúrgica –muestra poco y nada– sobre aquellos que también poco y nada responden a lo que Magdalena les pregunta, en concordancia con el misterio y lo oculto de la situación toda. Es así como Fernanda Valadez, desde el notable guion co-escrito por ella y Astrid Rondero, erige una visión enloquecedora, no exenta de algunos momentos entre alegóricos y surreales, que genuinamente duele porque lleva a pensar en tanto sinsentido e inevitablemente nos confronta con la desesperanza y con la posibilidad de un México sin futuro. A despecho de eso, o justo por eso, la gran película que es Sin señas particulares se torna imprescindible.

Alfredo Naime

Comentarios, recomendaciones y consejos para apreciar el séptimo arte, vertidos por el más reconocido crítico de cine en Puebla y zonas aledañas. Disfruta su videoblog.

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