CASÉMONOS A(N)ORA

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Alfredo Naime

Ya tuve oportunidad de ver Anora, de Sean Baker, ganadora de la Palma de Oro del más reciente Festival de Cannes. Su protagonista es la joven Ani (Mikey Madison) —Anora le gusta poco– desnudista de un antro de Brooklyn, Nueva York. Una noche, ahí conoce (y le asignan) a un cliente despilfarrador, borrachín e inmaduro: el jovenzuelo Vanya (Mark Eydelshteyn), hijo de un poderoso oligarca ruso. Como se caen bien y a Vanya le sobra el dinero, el muchacho contrata a Ani para varias relaciones sexuales, cada vez más atraído por su carisma. Tan atraído, que ofrece a Ani 15 mil dólares por quedarse una semana con él en exclusiva, en plan como de “novios”. Con amigos viajan de reventón a Las Vegas, en donde –entre la euforia de la diversión y los tragos– Vanya ofrece matrimonio a Ani; así, de la nada y en caliente. Ani acepta –por igual, impulsivamente– tras convencerse de que el joven no está jugándole una broma. Así que de inmediato encuentran una capilla para el caso (que sobran en la Ciudad del Pecado) y los tórtolos quedan legalmente casados. Cuando la noticia llega a Rusia, los millonarios padres de Vanya, furiosos, de inmediato emprenden viaje a EEUU, en busca de anular el matrimonio a partir de su dinero e influencias. Pero Ani está dispuesta a dar la batalla, porque ya trae en el dedo un anillo coronado por una piedra de cuatro quilates. Lo que sigue es todo alucinante, en algo recordatorio de aquella noche de After hours de Scorsese, pero para adultos.

Anora es desde luego una comedia, pero no romántica porque el perfil de Vanya como personaje es casi obsceno: un rapazuelo desobligado y malcriado que no alcanza, ni lejos, para una relación de sentimiento genuino. Ahora bien, como comedia que es, se desborda a ratos en ritmo y ocurrencias que, sin embargo, nunca la extravían de las intenciones esenciales de su relato. Y en ello radica, a mi juicio, el mérito principal de la película: que los enredos y situaciones de Anora funcionan siempre. Lo hacen en el vértigo y vorágine de lo grupal, así como en los calmos momentos de las charlas entre dos; en el frenesí de lo mundano y el desquicio persecutorio, tanto como en los instantes de reflexión quieta y de ilusión (o desilusión) íntima; en modo Vanya igual que en modo Ani, pero también en modo Vanya-Ani…y fauna que les acompaña. Y claro, este funcionar no es un rasgo automático del género, sino que más bien resulta de la fuerza creativa en cuanto a propuesta, convicción y compromiso de (y con) la historia que Anora relata; en este caso, la de una especie de cuento de hadas en que el hechizo se rompe no cuando besan al sapo y se convierte en príncipe, sino al contrario, cuando el príncipe se comporta como sapo.

Anora resulta pues una cinta provocadora, subversiva, muy lograda. De base, por una actuación superlativa de Mikey Madison como esa Ani luminosa, tan suficiente, tan fiera y tan frágil, en las respectivas etapas de su arco de personaje. Es siempre Ani quien da corazón y alma a la película. Lograda, también, por la lúcida dirección de Baker, que concretó al dedillo el tono, carácter y conflicto de su argumento, manteniendo el humor urgente y ácido de cada giro sin rozar siquiera los riesgos de la caricatura. Con Anora, Sean Baker se confirma como un agudo observador y cronista contemporáneo (ver Starlet, Tangerine, El proyecto Florida, Red rocket) de las vidas y encrucijadas de gente promedio –y menos que eso– que o se la rifa todos los días, o sencillamente no alcanza lo que busca, lo que anhela, lo que le falta, sea esto lo que sea. Además, Anora encuentra la gran cereza del pastel en su plano final, que ofrece algo que pareciera de una película distinta a la que hemos visto, o que acaso sugiere que no la leímos del todo bien. Un bello momento inesperado, callado, emotivo, algo triste –en apariencia, el desahogo de una fragilidad no declarada– que tal vez sea la mejor escena de cierre del cine realizado en 2024. Una escena en verdad memorable, que sin exagerar bien vale el boleto por sí misma.

Alfredo Naime

Comentarios, recomendaciones y consejos para apreciar el séptimo arte, vertidos por el más reconocido crítico de cine en Puebla y zonas aledañas. Disfruta su videoblog.

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