¿ALGUIEN CONOCE A CHUCK?

40

Dirigida por Mike Flanagan, La vida de Chuck –adaptación de una historia corta de Stephen King– se nos cuenta en tres actos, pero en orden inverso: primero el 3er acto y al final el 1º, para concluir. Claro, eso está lejos de cualquier estructura normal, pero a fin de cuentas la apuesta amarra con sentido. El 3er acto se titula Gracias Chuck y lo seguimos principalmente a través de Marty (Chiwetel Ejiofor), un profesor de secundaria. En una pequeña ciudad estadounidense –igual que a lo largo de todo el país y el planeta– diversas alteraciones naturales, cada vez más graves, sugieren el inminente fin del mundo. Las noticias dan cuenta de catástrofes como desprendimientos continentales, terremotos, inundaciones, incendios, con el desplome total de la internet como colofón del fin absoluto. Extrañamente, entre todo este pánico y desazón, lo único que parece florecer –en todas partes, a todas horas y a través de todos los formatos– es una suerte de (celebratoria) campaña publicitaria: “¡Gracias ‘Chuck’ Krantz, por 39 magníficos años!”, con la imagen del festejado. Pero absolutamente nadie conoce al tipo, y menos aún el porqué de su omnipresencia en medio de tanto caos. ¿Es el tal Chuck algún símbolo ominoso del adiós?

El 2º acto es Artistas callejeros por siempre. Su núcleo es Charles ‘Chuck’ Krantz (Tom Hiddleston), un contador de 39 años, formal, casado, de vida normal, placentera. Una tibia tarde, durante un paseo, será partícipe de un espontáneo, gozoso encuentro, con una joven baterista (The Pocket Queen) que toca en una esquina para ganarse algunos dólares. Será al ritmo de esas percusiones que conozcamos de cuerpo entero a Chuck, a quien se suma otra paseante (Annalise Basso) para acrecentar las irresistibles sensaciones lúdicas del inopinado show…más allá de que Chuck va encorbatado y en zapatos de calle. Como nunca, el dinero desborda el sombrero de la artista. ¿Qué hizo detenerse a este hombre afable, para terminar hermanado con dos desconocidas? Chuck no lo sabe, pero sí saben, los tres, que la experiencia de esa tarde les será inolvidable por el resto de sus días. Finalmente, el 1er acto —Yo contengo multitudes— nos hace conocer la historia de Chuck cuando niño, adolescente y pre-adulto (actuado por Cody Flanagan, Benjamín Pajak y Jacob Tremblay, en ese orden). Crece en el hogar y entre el cariño de sus queridos abuelos (Mia Sara, Mark Hamill), forjando paso a paso aquello que será en su vida futura. Pero a Chuck también le acompaña un misterio: ¿por qué está siempre con candado la cúpula de esa casa victoriana? ¿Por qué su abuelo terminantemente le ha prohibido siquiera acercarse a ella? ¿Qué hay dentro, que él no debe ver o saber?

La vida de Chuck es una dulce fábula entrañable, en verdad especial. ¿Puede serlo una película en la que uno de sus pasajes anuncia el apocalipsis? Sí, por un matiz que no debe revelarse aquí, y porque en el trámite aflora la aventura de la vida, siempre destinada al inexorable capítulo de cierre. Pero esto no debe impedirnos agradecerla, ni olvidar sus momentos luminosos, ni obviar la certeza (por insondable que parezca) de que contenemos multitudes, un poderoso sentimiento que nos reconcilia con nuestros errores, con nuestros tropiezos, con los demás –cercanos y lejanos– y desde luego con nosotros mismos. Es de eso que desprenden las lecciones de La vida de Chuck, a partir de la principal: si vivir es lo único que nos toca hacer, eso “único” es monumental y trascendente. Por eso debe hacerse con amor y respeto, con propósito, un día a la vez, sabiendo a cada jornada irrecuperable y valiosa por sí misma. Y, lo entendamos o no, en cada uno de esos “tus” días están cada persona, cada memoria, cada evento, cada experiencia, que han sumado para ser lo que eres (porque contienes multitudes, ¿recuerdas?). Tal vez La vida de Chuck se cuenta a la inversa para obligarnos a descubrir –y no sólo a “seguir”– lo que existir debe ser en esencia. Cuán extraordinario, pues, este Chuck: contador amable, educado, tan común y corriente…

Alfredo Naime

Comentarios, recomendaciones y consejos para apreciar el séptimo arte, vertidos por el más reconocido crítico de cine en Puebla y zonas aledañas. Disfruta su videoblog.