En la sección de cine, el Mtro. Alfredo Naime nos compartió una mirada profunda y sensible sobre dos producciones que destacan por su humanidad, su intimismo y su capacidad de conmover sin recurrir a grandes despliegues cinematográficos.
“Lo siento, cariño”: una ópera prima que toca el alma
Naime habló primero de Lo siento, cariño (Sorry, baby), dirigida y protagonizada por Eva Victor, un filme independiente que ha sorprendido por su delicadeza y fuerza emocional. La historia gira en torno a Agnes, una joven profesora que intenta reconstruir su vida tras sufrir un ataque sexual por parte de su asesor de tesis. El relato se presenta de forma capitular y acronológica, mostrando las distintas etapas del trauma, desde el antes hasta el después del suceso.
Según explicó Naime, la película no gira en torno al clásico binomio de “crimen y castigo”, sino que se enfoca en el proceso personal de Agnes: su fragilidad, sus esfuerzos por seguir adelante y su lenta búsqueda de claridad emocional. En medio del drama, Victor logra introducir momentos de ternura, serenidad y humor que vuelven la cinta más rica y humana.
El elenco incluye a Naomi Ackie, Lucas Hedges, Louis Cancelmi y John Carroll Lynch, quienes aportan capas de sensibilidad al relato. La película ha sido reconocida con premios en el Festival de Seattle y en el Festival Sundance, consolidándose como un debut destacado.
“Sueños de trenes”: un viaje emocional en la Norteamérica rural
Para quienes prefieren el streaming, Naime recomendó en Netflix la cinta Sueños de trenes (Train dreams), dirigida por Clint Bentley. La historia sigue la vida de Robert Grainier, interpretado por Joel Edgerton, un hombre marcado por la soledad desde la infancia, que encuentra en Gladys (Felicity Jones) su gran refugio emocional.
La película retrata de forma serena y conmovedora el itinerario vital de Grainier: sus búsquedas, sus encuentros, sus pérdidas y la eterna necesidad de reconstruirse. Es un filme callado, reflexivo y profundamente emotivo, que propone un viaje hacia los rincones más íntimos del ser humano.
Ambas cintas, desde perspectivas muy distintas, muestran cómo los personajes navegan sus heridas y buscan sentido en medio de la adversidad. Una recomendación perfecta para quienes disfrutan del cine profundo, sensible y centrado en la experiencia humana.
Estamos en todas partes
