No es frecuente que los periodistas sean la noticia; no deben serlo, por cierto. En el momento actual parece que el tema -como ella diría- es la periodista Carmen Aristegui. Creo que no, creo que el tema es otro, mayor, más importante para el país. El tema, los temas mejor dicho son dos: La libertad de expresión y el derecho a la información, ambos, derechos establecidos en la Constitución y otras leyes.
Empecemos por el caso de Aristegui.
Primero, ¿el trato que le quiso imponer MVS -línea editorial de una dirección de noticias y demás- es extraordinario? No, lo poco frecuente es el contrato que tenía, con total libertad de acción y un equipo propio que solo respondía a sus ordenes. Los conductores de noticias por lo general responden a los intereses de los concesionarios de los medios y hacen malabares -con mayor o menor suerte, con abierto cinismo o con algún pudor-, para parecer independientes y críticos y lograr alguna credibilidad.
Segundo, ¿tenía Carmen derecho a hacer tratos en nombre de MVS? No, en ningún caso, creo que se equivocó. Pero tampoco es congruente que la empresa despida a dos personas que dependen de la periodista por decisiones que son de la que manda y no de los que obedecen. Esta claro que hay algo más, algo que fractura la muy productiva relación entre ambas partes.
Tercero, ¿entonces no importa que se dé esta ruptura y desaparezca el noticiario de Aristegui? Claro que es lamentable que desaparezca este espacio. El periodismo que ahí se hacia era bueno para el país. Pero no es lo más grave que ha sucedido en torno a la libertad de expresión y el derecho a la información en México, es mucho peor lo que le ha sucedido a gran cantidad de periodistas a lo largo y ancho del país que no han descubierto casas blancas ni alcoholismo de poderosos sino corruptelas, raterías y abusos en sus comunidades, en sus municipios y sus estados y han perdido no su medio de expresión sino la vida.
Mi conclusión es que debemos defender el derecho a la información y la libertad de expresión todos los días, en todos los ámbitos, de todas las formas. Porque los afectados últimos somos nosotros, los ciudadanos de a pie, que no nos enteramos de las tropelías del poder, que nos creemos la propaganda que difunden en lugar de información cierta y que seguimos comulgando con ruedas de molino.
Es lamentable que se pierdan espacios de información pero es más lamentable que se pierdan vidas humanas. El asunto fundamental es defender el derecho a la información y la libertad de expresión no defender a una persona por capaz que sea. En la elección de 2006 lo peor no fue que le robaran el triunfo a López Obrador sino que le robaron al ciudadano su derecho a escoger a su presidente; no es lo mismo. Entonces se personalizó el tema y no se atendió lo principal que era el agravio a la sociedad,
Defendamos al bosque, no a un solo árbol por extraordinario que parezca.