Se tiende a confundir el significado de las palabras que dan título a este comentario y frecuentemente se asumen como sinónimos. No lo son.
Para explicar lo que yo entiendo en cada caso, usaré a los partidos políticos en México, considerando que están empezando las campañas electorales para elegir un titipuchal -otro posible sinónimo que de momento no incluiré- de individuos e individuas, diría Fox, el feminista.
Muchos, que viene a ser lo contrario de pocos, son diez partidos en un país donde más de la mitad de gente que tiene derecho a hacerlo, no se toma la molestia de ir a votar; yo creo que con tres partidos tendríamos.
Bastantes, serían diez partidos si con ellos estuviera cabalmente representado el pensamiento político del país pero en realidad esta decena no alcanza a reflejar la diversidad ideológica mexicana que a todos los ve similares y alejados de la vida cotidiana del ciudadano; por otro lado para los políticos tampoco son bastantes porque para su ambición de poder nada basta.
Demasiados sí son, están de más, no resuelven los problema urgentes de la nación y además salen carísimos.
En conclusión, en México hay muchos partidos políticos pero no son bastantes aunque sean demasiados.
Esta clarísimo, ¿no?