Hay oficios que además de generar ingreso monetario para la subsistencia, ennoblecen al ser humano. El de maestro es el mejor ejemplo. Desde luego, como en todo, hay buenos y malos, con vocación o solo con necesidad económica; es fácil distinguirlos.Todos hemos tenido maestros que marcaron nuestras vidas, para bien o para mal.En nuestro país se celebra al maestro el quince de mayo desde 1917.
En el mundo prehispánico los maestros formaban parte de las clases con mayor jerarquía, eran respetados y admirados. En la colonia tuvieron una importancia fundamental y la fusión de las culturas que se encontraron hace cinco siglos se consumó fundamentalmente por la educación que le dio identidad al mestizaje. Durante el siglo diecinueve, la infancia, podríamos decir, del México independiente, fueron los educadores los que formaron el espíritu nacionalista que hizo que la Patria sobreviviera a las ambiciones de políticos y militares. Maestros fueron algunos de los principales ideólogos de la revolución de principios del siglo veinte y maestros los que rescataron los valores éticos que forjaron el País moderno en que vivimos.
En el momento actual, en este México corrupto, violento, de impunidad, donde parece perderse la esperanza, serán los maestros los que nos ayuden a sobrevivir, a recuperar la dignidad y el respeto por nosotros mismos o nos hundiremos irremediablemente en el pantano de la ignorancia que es donde se ahogan los valores básicos de la sociedad. No es casual que las fuerzas mas oscuras y ominosas que amenazan al conglomerado social -el narcotráfico y las autoridades corruptas, por ejemplo- se ensañen con los mexicanos que desean ser maestros, como los estudiantes masacrados de la normal rural de Ayotzinapa.
Invertir en educación es sembrar la semilla de un futuro más justo para todos.
Felicidades a los maestro en su día y todos los días.
