No sé ustedes, pero a mí uno de los premios Oscar que más me interesan en cada entrega es el correspondiente a film en lengua extranjera. Como sabemos, el Golden Globe lo ganó Elle, de Francia, que ni siquiera fue nominada por la Academia a la estatuilla. Revisemos brevemente a las cinco contendientes: El viajante (Irán), Toni Erdmann (Alemania), Un hombre llamado Ove (Suecia), Tanna (Australia) y Tierra de minas (Dinamarca). El Viajante, cual lo refiere la base de datos internacional IMDB, tiene que ver con una pareja cuya relación se complica mientras escenifican La muerte de un viajante, de Arthur Miller. Su director es Asghar Farhadi, a quien debemos las formidables Una separación (2011) y El pasado (2013), verdaderas gemas. Como esas, El viajante es un drama; por cierto, rompió el record de taquilla para un fin de semana inaugural en Irán.
En cuanto a Toni Erdmann, dirigida por Maren Ade, es un melodrama comédico que trata de un padre excéntrico que quiere reconectar con su hija –siempre ocupada– a la que muy poco ve. Ante el fracaso de sus intentos, el tipo se inventa un alter ego que lo vincula a ella justo en su hábitat principal: el de su trabajo. No deja de ser curioso que, para la cinta, Maren Ade haya filmado 120 horas de material, lo que implicó más de un año de edición, para un corte final de 162 minutos. En Cannes obtuvo el premio de la FIPRESCI (la Prensa Cinematográfica Internacional) por ser “un film brillantemente realizado, fresco y sensible, que captura la compleja relación entre padre e hija y que señala los desquicios del mundo actual”. ¿Y saben? Hollywood ya prepara un remake de Toni Erdmann, con Jack Nicholson y Kristen Wiig en los roles protagónicos.
Un hombre llamado Ove es también un melodrama comédico, acerca de un malhumorado viudo retirado, hermético y solitario, que contra todos los pronósticos entabla una inesperada amistad con sus bulliciosos nuevos vecinos. Dirige Hannes Holm y el tagline de la película no tiene desperdicio: Misery hates company. ¿Será, si algún día se refritea esto, que por igual Jack Nicholson haga el papel? Por su parte, Tanna, dirigida por Martin Butler y Bentley Dean, es acaso una especie de Romeo y Julieta ubicada justo en la isla de Tanna, del archipiélago de Vanuatu en el Pacífico. Los intérpretes son nativos de la isla y, en efecto, su historia tiene que ver con un amor prohibido, en medio de lealtades, tradiciones y cambios. Así, se trata de un drama romántico que, se ha corrido la voz, funciona sorprendentemente bien, además de alcanzar –según lo comenta Fionnuala Halligan en Screen International— el rango de “hermosa odisea, con fuertes matices espirituales”. En el Festival de Venecia ganó el Premio de la Semana Internacional de la Crítica, igual que el galardón a mejor fotografía de dicha sección. En cuanto al Oscar, sería una enorme sorpresa –grata– si llega a ganarlo.
Finalmente, Tierra de minas (título original Land of mine, que permite una doble connotación), de Martin Zandvliet, entrega la historia de un grupo de prisioneros de guerra alemanes que –durante la II Guerra Mundial, en playas danesas– son obligados a desenterrar (y a desactivar) dos millones de minas explosivas, empleando sólo sus manos. Aunque difícil de creer, lo anterior está basado en hechos reales. El film acumula ya casi 50 nominaciones por todas partes, de las que ha ganado la mitad. Y bueno: después de recorrer aquí a las cinco nominadas, uno intuye que todas tienen argumentos suficientes para recoger el Oscar, más allá de que El viajante y Toni Erdmann de alguna forma se perciban como favoritas. A propósito de todo esto, recordemos cuáles han sido las cinco más recientes ganadoras de esta categoría: El hijo de Saúl (2016; Hungría), Ida (2015; Polonia), La gran belleza (2014; Italia), Amor (2013; Austria) y Una separación (2012; Irán). Películas, felizmente, para estar lost in translation, digo yo.