Si quieren ver a Cate Blanchett en 13 personajes distintos –que van, uno por uno, desde un indigente hasta una conductora de noticias– ahí está la cinta alemana Manifesto, de Julian Rosefeldt, una de las películas más atípicas del año en las pantallas de la región. La idea es dulce, pero no necesariamente cinematográfica: poner a Blanchett a verbalizar premisas escogidas de doce diversos manifiestos (relativos al dadaísmo, al futurismo, al surrealismo, al conceptualismo, a Dogma 95, etc.), en situaciones diseñadas desde el personaje más “propicio” (irónicamente) para bordar sobre el tema. Incluso, la combinación y reacomodo de algunas de las ideas derivan en ideas nuevas, o al menos eso se siente. La intención, aparentemente, es la de cuestionar y/o redefinir el verdadero papel del arte y del artista. ¿No era mejor un documental (otro) al respecto? La respuesta es no, si te llamas Julian Rosefeldt y tienes a la mano a una intérprete de la estatura y matices de Cate Blanchett. Cuentan que se rodó en Berlín en sólo 12 días. Un cine arriesgado, en cierta forma de guerrilla, que justo por eso vale la pena ver, sin que esto signifique una “recomendación” en el sentido tradicional del término. Y es que en Manifesto predomina el texto –si bien le construyeron contextos— y, por ende, resulta más un film para “enfrentar” que para disfrutar (y peor cuando vienes saliendo de Coco). Pero ahí está, para cinéfilos temerarios en busca de algo “distinto y más allá”.
El que sí unifica criterios –para bien– es el melodrama Los pasos de papá (en realidad Brad’s status), escrito y dirigido por Mike White, al que me referí aquí mismo (llamándolo Un papá singular) hace pocas semanas. En la cinta, Brad Sloan (Ben Stiller) se va de viaje con su hijo preuniversitario Troy (Austin Abrams). La idea es visitar colleges para que Troy tenga elementos para la mejor elección posible. Ahora bien, durante el periplo su padre se desgasta en una trifulca interna: se siente un perdedor; alguien al margen de casi todo, mientras que sus compañeros de generación –así lo considera– sí “triunfaron”, haciéndose ricos, o famosos, o respetados, o todo eso al mismo tiempo. Pero Brad olvida que la vida misma también dialoga; y lo hará con claridad frente a él, en la parte final del viaje, para que el tipo escuche y bien reflexione. Los pasos de papá (título muy desafortunado) es una película sincera, tanto grata como inteligente, que aún contada con serenidad alcanza alta resonancia. Además de Stiller y de Abrams, ambos muy bien, actúan Jenna Fischer y Michael Sheen entre otros, incluyéndose el director White en el pequeño y juguetón papel de Nick Pascale. Por cierto, la película está fotografiada por el mexicano Xavier Grobet (antes Xavier Pérez Grobet). No se la pierdan; y quédense a los créditos finales, para ver en ellos una breve escenita final con el joven Abrams.
Y bueno, hay otras opciones de interés en cartelera, más allá de encontrarse muy copada por Coco (hay funciones…¡cada 20 minutos!). Una de esas opciones es Asesinato en el Expreso de Oriente, de Kenneth Branagh, en la que el propio Branagh interpreta al legendario Hércules Poirot, “quizá el más grande detective del mundo”, según sus propias palabras. Desde luego, todo procede de la novela de Agatha Christie, muchas veces llevada al cine y la TV. Acompaña a Kenneth Branagh un reparto espectacular, que incluye a Penélope Cruz, Johnny Depp, Derek Jacobi, Judi Dench, Michelle Pfeiffer y Willem Dafoe. Ya saben, se trata de ver en acción a Poirot, formidable para resolver crímenes de esos en los que “todos son sospechosos” (justo el tagline de la película). Por otra parte, también hay que asomarse al documental de Kyzza Terrazas Somos lengua: fragmentos del hip-hop en México, film que reviste el interés natural de ser “nuestro” (mexicano, pues) y que por ello principalmente se dirige a nosotros. No hace mucho, este documental estuvo nominado al Ariel. Sobra decir que se antoja, ¿o no?