Pues fíjese usted -dirían en mi aldea- que yo tengo una lectura de las decisiones del INE, respecto a las solicitudes de registro de nuevos partidos políticos, que no coincide con las que he visto.
Creo que lo que el instituto decidió, molesta y disgusta, mucho, aunque no lo aceptará públicamente, al presidente López Obrador, por varios motivos que comento a continuación.
No le gusta a AMLO que el INE se fortalezca; siempre será mejor un organismo desprestigiado y débil, que no sea contrapeso ni barandilla para asuntos electorales y estas decisiones le ayudarán a lavarse un poco la cara.
En realidad, negarle el registro al proyecto Calderón/Zavala no ayuda al proyecto personal del presidente; le quitaron de enfrente al payaso de las cachetadas, que iba a ser muy útil para desahogar las iras del ‘tigre 4T’ y para dividir, aun más, a una derecha de por sí fragmentada. Eso sin contar con la domesticación de los ultras, tipo ‘Frenaaa’, que están muy alineados y alienados, con el asustado -por la justicia estadounidense- expresidente.
Además, al ‘resucitar’ al PES, con una pequeña -y cínica- variación en su nombre, de Social a Solidario, vuelven a hacer pasar al presidente por la pena de explicar su alianza con un partido confesional, en las antípodas del juarismo que planteó la laicidad del gobierno y la separación de las iglesias -todas- y el Estado. Añado aquí, para acudir a los evangelios, tan socorridos últimamente en nuestra política, que si, como escribió Mateo 7,16 «por sus frutos los conoceréis», el fruto más acabado del PES es el trágico y terrible desgobierno de Cuauhtémoc Blanco -gran futbolista, patético ‘político’- en el estado ensangrentado y triste de Morelos.
Tampoco ayuda el no darle registro a los proyectos de partido de Elba Esther Gordillo y Pedro Haces, ambos sumisos y usufructuarios, en diferente manera, al y del, obradorismo, desde sus negocios sindicales al viejo estilo, ‘como antes’, diría el presidente. Por no hablar de la conveniencia de pulverizar los votos, con multitud de partidos, ante la debacle y el desprestigio creciente de Morena, PT y PVEM.
Creo que Lorenzo Córdova y sus huestes respondieron a sus simpatías o compromisos de siempre y dificultaron los empeños electorales de AMLO, a los que dedica mucho de su tiempo y sus batallas.
Y no es, tampoco, que a Calderón le guste esta decisión; siempre preferirá ser el payaso de las cachetadas del obradorismo que de la justicia estadounidense. García Luna y demás cómplices de tiempos felices acabarán por enredarlo en gravísimos asuntos legales.
