Cada año tengo por costumbre hacer un balance de lo mejor visto en las salas cinematográficas de la ciudad de Puebla. Está claro que eso no será posible este 2020, con los complejos de exhibición cerrados desde marzo. Así, habrá que ponerse nostálgicos: ¿qué veíamos en los cines hace cinco años? Y de eso, ¿que resultó lo mejor en aquel 2015? Haciendo memoria, los siguientes diez films parecen una respuesta, al menos parcial…
El código Enigma (The imitation game), de Morten Tyldum. Revela hechos reales (mantenidos en secreto más de cinco décadas) acerca de la vital intervención del matemático inglés Alan Turing –liderando un equipo de criptólogos– para descifrar los códigos con que la Alemania nazi comunicaba, durante la 2a Guerra, sus diarios embates militares. En el bosque (Into the woods), de Rob Marshall. Collage musical de La cenicienta, Caperucita roja, Rapunzel y Jack y las habichuelas mágicas –armonizados en una línea argumental única– que discurre entre hermosas canciones, interpretadas por Meryl Streep, Anna Kendrick, Emily Blunt y otros. En la cuerda floja (The walk), de Robert Zemeckis. Ilustra la hazaña de Philippe Petit, el equilibrista que en 1974 se mandó aquella alucinante caminata clandestina de una Torre Gemela a otra, a más de 420 metros de altura. El film es tanto sobre el proceso como sobre el desenlace del intento; sobre cómo soñar…y cumplir el sueño. Hagen y yo (White God), de Kornel Mundruczó. Una niña emprende la búsqueda de su perro por las calles de Budapest, tras de que su padre lo suelta porque tenerlo traduce en el pago de un impuesto oneroso, aplicable sólo a perros de “cruza” carentes de pedigree (la metáfora política queda muy clara). Su poderoso tercer acto culmina con una escena alucinante, inolvidable, que vale el boleto por sí misma.
Mad Max: furia en el camino, de George Miller. Road picture en la que sus protagonistas andan más en busca de redención que de supervivencia, en un mundo roto, de implacables necesidades diarias. Film muy absorbente, que de tan intenso termina siendo agotador. El regalo (The gift), de Joel Edgerton. Un matrimonio ve entrar en su vida a un tipo –muy raro– que en la infancia fue compañero de escuela del marido. ¿Qué sucedió entre ambos? ¿Qué tanto sabemos del pasado de esos con quienes convivimos? La dama de oro (Woman in gold), de Simon Curtis. La asombrosa historia real de María Altmann, la octogenaria judía dispuesta a todo para recuperar la pintura familiar que los nazis le quitaran durante el Holocausto. Un film no sobre la pertinencia, sino sobre la obligatoriedad de la justicia. Letras explícitas (Straight outta Compton), de F. Gary Gray. En los 80s, las influyentes rolas del grupo NWA (Niggaz with Attitudes) –de lenguaje tan brutal como la realidad que comentan– tradujeron, social y políticamente, qué era vivir en (y pertenecer a) alguno de los barrios negros de la Norteamérica racialmente intolerante.
Misión rescate (The martian), de Ridley Scott. Un accidente aborta la misión de un equipo de astronautas en Marte. Dando por muerto a uno de ellos, los demás emprenden el largo regreso a casa. Pero el tipo está con vida; ahora solo, con provisiones mínimas y sin posibilidad de comunicarse. 7 cajas, de J.C. Maneglia & Tana Schémbori. En el popular Mercado 4 de Asunción, un adolescente debe trasladar 7 cajas, cuyo contenido desconoce. Cuando una le es robada, todos le persiguen: sus empleadores, la policía y hasta una banda de capos dispuestos a obtener las cajas y la recompensa por su cabeza. Energética cinta paraguaya, bien lograda a pesar de sus mínimos recursos. Y finalmente, Tierra de cárteles (Cartel land), de Matthew Heineman. Arriesgado, estremecedor documental, que centralmente explora un par de “movimientos ciudadanos” (paramilitares) contrarios a los cárteles mexicanos de la droga: las Autodefensas en Michoacán y el Arizona Border Recon, en la frontera de Arizona con México. Aquel 2015: tan cerca, tan lejos…