Después de una comida ligera que incluyó arrachera, costillas, tacos dorados, ensaladas y flan, su “charro negro” decidió enfilarse a su palacio para ver el partido por el tercer lugar del Mundial Sub-20 entre México y Francia.
El dilema de cariños que sufrí por segunda vez en dos meses, inició con un gol del país donde nací. Francia ya tenía la ventaja. Un error del arquero europeo, dio el empate a México y después, la clara ventaja 3-1 que le daría a Tricolor el tercer puesto en el torneo que se disputó en Colombia.
Con esa alegría, y continuando con la tarde futbolera, decidí ver los partidos del día. Santos vs Morelia y Chivas vs Monterrey, se convirtieron en las opciones. En el tradicional “brinco” de canales, vi correr a los jugadores hacia el vestidor, la gente asustada, la narración atropellada e indignada que tuvo que controlar Emilio Fernando Alonso, diciendo que se calmaran todos, llamó mi atención.
Azteca despidió la transmisión. ESPN 2, que también emitía la señal desde Torreón, continuó con los detalles. Jared Borguetti narró que es algo que sucede todos los días. Que en las escuelas dan cursos a los niños para que sepan qué hacer en caso de balaceras. Que situaciones similares se viven en la calle, en centros comerciales y más.
Así terminó el sábado, con una situación que nunca antes se había visto en medios nacionales y en transmisión en vivo, pero que ha sido una constante en algunos lugares del país. Paradójicamente, un hecho que no cobró vidas dentro del estadio, impactó más que los miles que han fallecido en los últimos años por situaciones similares.
El domingo, con el triunfo de la Franja sobre los Pumas, volvió la alegría. El regreso del “Mostro” al marco poblano y la victoria que coloca al Puebla nuevamente en la pelea, parecía ser lo más relevante del día.
Pero, otra vez la inseguridad apareció. En un Centro Comercial ubicado en Michoacán a eso de la una de la tarde, se registró una balacera, cuando asaltaron una joyería.
Torreón, Michoacán, Morelos, Tamaulipas, Veracruz, tantos y tantos lugares en que cada día se viven balaceras, asesinatos, y demás, que genera una natural angustia y una comprensible indignación.
Es el sube y baja de México. El sube y baja de nuestra actualidad. Lo mismo en un acuario, que en un bar, que en un estadio, que en la calle, que en la casa, se respira inseguridad. No nos acostumbremos. No nos resignemos
Foto: Jordy Rossell
Manuel Frausto Urízar