Nunca he creído en eso de las profecías, aunque no puedo negar que esas interpretaciones de un devenir condicionado, basado en las fechas del calendario, tienen su encanto.
Siempre he pensado que los calendarios son como el lenguaje, una designación arbitraria de la cultura sobre la realidad, tanto letras como números son una invención humana que, aunque alejadas del universo, son sirven para interpretarle y entenderlo.
Sin embargo hay que reconocer que la numerología y los símbolos de la historia y la cultura aparecen con un mayor sentido ante las coincidencias con las cosmogonías y las apocalipsis, el nacimiento y fin del mundo, pues.
Así pasó, cuando menos en México en este fatídico 11 11 11; perdió la vida el secretario de Gobernación, Francisco Blake y por las condiciones que privan en el país, hubo especulaciones desde las más descabelladas hasta las más plausibles, en Twitter sacamos de todo; hasta un camarada fue arrestado por hacer chacota con el accidente del segundo a bordo del calderonismo.
Para el día siguiente 12 11 11, sube de nueva cuenta el precio de la gasolina y supuestamente roban una pelea a un mexicano en las Vegas, lo que causó mayor indignación nacional que los dos primeros eventos, hasta a los panistas se les borró el luto; a unas horas de los honores a Blake Mora y quienes fallecieron con él, en el Campo Marte, connotado aspirante panista a la candidatura por la grande, escribió: “@SantiagoCreelM: «@memo_anaya: #MarquezCampeon» // Suscribo”.
Puras coincidencias fatídicas para nuestra nación, espero que en el 12 12 12, se rompa la maldición de la Apocalipsis mexicana y en vez de que termine este mundo de hostilidades y malas rachas económicas, comience algo nuevo y mejor.
Entre tanto, les comparto la apreciación que tiene la artista plástica Glenda Hecksher sobre el ambiente que vive nuestro país, piezas que, por cierto, las pueden apreciar en el jardín central del Instituto Cultural Poblano; esto mientras el siguiente ángel oscuro afina su trompeta para el sigue te toque, ojalá y que mejor opte por ¡conectar una guitarra!
Arturo Cravioto