Intérpretes (Y sus personajes indelebles)
A veces la memoria nos falla. Y cuando eso te sucede mientras quieres recordar el nombre de un actor o actriz, lo que se te ocurre es preguntarle, a quién esté cerca, “¿cómo se llama el actor/actriz de la película (fulana de tal)?”. Eso funciona porque, en efecto, hay intérpretes, masculinos y femeninos, cuyos nombres y presencias quedan indeleblemente unidos a determinados personajes y películas. A veces, a una sola en especial; pero en ciertos casos, a dos o tres distintas, por su impacto sobre los cinéfilos en cada una de ellas. Hagamos un ejercicio al respecto. De inicio, claro, es subjetiva su mirada; pero sospecho que, en general, los lectores estarán bastante de acuerdo, más allá de que sus propios gustos y bagaje cinematográfico –determinado en mucho por su edad– les lleven a referentes distintos, subjetivos también. Tomémoslo pues de manera lúdica, a la espera de ver adónde nos lleva, a partir de qué resultados.
Desde luego, está muy claro que, a partir de hace más o menos tres años, Joaquín Phoenix ya siempre será el Arthur Fleck de Joker, quizá con su baile en la escalera aquella como la principal escena a recordar. Liam Neeson, por su parte, no tanto vinculado a los tipos rudos de sus películas de acción, sino al extraordinario Oskar Schindler de La lista de Schindler (“Quien salva una vida, salva a la humanidad entera”; ¿se acuerdan?). Entre tantos personajes memorables, Jack Nicholson se nos queda en la memoria esencialmente como el Jack Torrance de El resplandor, mientras que Robert De Niro lo hace como el Travis Bickle de Taxi driver –enamorando a la linda Cybill Shepherd en el camino– y el consentido Dustin Hoffman como el recién egresado Benjamin Braddock de El graduado, flirteando al mismo tiempo con Elaine Robinson y con el desastre (la Sra. Robinson). Ahora bien, casi nadie duda en vincular el nombre de Al Pacino con el de Michael Corleone, según los brutales eventos de toda la saga El padrino.
Para mí, Sylvester Stallone siempre será el valiente y generoso Rocky Balboa de la saga Rocky, aunque sé desde luego que habrá quien prefiera recordarle como el taciturno, pero letal, soldado Rambo. Clark Gable y Vivien Leigh –pareciera que no hay de otra– se mantienen en el imaginario del cine como los Rhett Butler y Scarlett O’Hara de Lo que el viento se llevó, la cinta clásica en la que vemos al primero decirle a ella, con cinismo, “Frankly my dear, I don´t give a damn”.
Kate Winslet, claro, estará para siempre vinculada con la Rose Dewitt de Titanic, sin importar que, por entonces, la lozana y talentosa Kate sólo tuviera 22 años (nada tonto el tal Jack Dawson que por ahí la acompañaba). Por su parte, Diane Keaton nos remite a Annie Hall antes que a alguien más, justo su personaje (“La di da”, diría ella) en la comedia homónima de Woody Allen. ¿Y qué tal Julia Roberts, forever, como Vivian Ward, la “escort social” (digamos) de Mujer bonita? Para ponerse nostálgicos, porque ya han pasado 32 años de aquel su affaire con Richard Gere.
Para este último segmento, Sean Connery siempre “Bond…James Bond”, algo tan sabido que casi sobra acotarlo. Tom Cruise –a discutir, entre sus millones de fans– como el “Maverick” Mitchell de Top gun. Marlon Brando como Vito Corleone (en aras de evitar que nos haga “una oferta que no podamos rehusar”). John Travolta, siempre el muy “cool” Tony Manero de Fiebre de sábado en la noche, con su traje blanco y camisa roja de cuello ancho. Igual, Daniel Day-Lewis siempre el Bill the butcher de Pandillas de Nueva York. Anthony Perkins, eternamente en nuestra cabeza como el escalofriante Norman Bates de Psicosis. Anthony Hopkins, para siempre en nuestros nervios como Hannibal Lecter, en El silencio de los inocentes. Orson Welles, siempre el magnate Charles Foster Kane en Ciudadano Kane, su monumental y polémico film inspirado en William Randolph Hearst. Y podríamos seguir así a lo largo de varias cuartillas, pero justo aquí se termina esta.