Las nominaciones al premio Ariel 2024 han sido anunciadas. Las cinco películas aspirantes a recogerlo como la mejor de la producción 2023, son las ficciones Heroico (11 nominaciones), Temporada de huracanes (11), Tótem (15) y Todo el silencio (6), así como el documental El eco (7). Rememoro aquí las tres primeras, dejando la 4ª (por falta de espacio) para la columna siguiente. En cuanto a El eco, el comentario será hasta que exhiba y haya oportunidad de verla.
Heroico, de David Zonana. Luis, adolescente humilde de origen náhuatl, ingresa al Heroico Colegio Militar, en donde desde el inicio transita por diversos abusos físicos y psicológicos, dictados por prepotencia, ignorancia, revanchismo, corrupción, igual que por conceptos de “jerarquía” y “disciplina” mal entendidos. Pronto, Luis confrontará la violencia de este entorno, al que no pertenece ni aprueba. Aun así, va tornándose un ser diferente, emocionalmente marcado por el sinsentido y resentimiento de cada nueva vivencia miserable. Obra valiosa, valiente –polémica desde luego– que abiertamente pone en discusión el presunto clima en el que se mueve el ámbito de la educación militar, discordante con la tradicional proclama del ejército de respeto a los derechos humanos. El film hace evidente la contradicción: no se puede aspirar al “gran soldado” defensor de las garantías de su pueblo, transgrediendo y violentando esas mismas garantías desde las propias entrañas de su formación. El guion es nacido de testimonios de ex-reclutas de planteles militares, e incluso de egresados en activo que pudieron resistir y alcanzar la meta.
Temporada de huracanes, de Elisa Miller. En un misérrimo villorrio del sur de México aparece el cadáver de La Bruja, la travesti curandera local, también conocida por sus fiestas libertinas con jovencitos homosexuales. Los pormenores de su asesinato se cuentan –de manera capitular– desde las respectivas vivencias de cuatro personajes: los adolescentes “Lagarta”, Norma y Brando, así como del Munra, un lugareño. Todas las versiones tienen que ver con Luismi, otro adolescente, cuya cercanía con La Bruja es sabida por todos. Un desencuentro previo entre ambos (motivo de resentimientos), conduce desde luego al chismorreo intrigoso y a la duda consecuente: ¿fue Luismi quien mató a La Bruja? Película violenta, cuyo entorno de sordidez y “pecado” está notablemente logrado por la fotografía de María Secco, con algunos planos genuinamente memorables. Además, está muy bien interpretada por un reparto de actores poco o nada conocidos, a la altura de esa fauna sofocada, atrapada en la rutina de un ámbito sin futuro, ávido de impactos y noticias como los de la golpiza mortal a La Bruja. Los esquivos recovecos de su estructura no impiden a la película atraparte; te involucra y, a fin de cuentas, gratifica tus expectativas.
Tótem, de Lila Avilés. Sol, de 7 años, pasa el día en casa de su abuelo, entre los preparativos para la fiesta de cumpleaños de su padre Tonatiuh, al que agobia un cáncer terminal. Esto se le oculta a la niña, pero ella algo percibe. Con la noche llega la fiesta, que en realidad es un último adiós, una despedida, aun en medio de un clima festivo. Desde su inocencia, Sol parece comprender las cosas y lo que se viene; un salto de madurez (o algo así) anticipado e incipiente –pero igualmente diáfano– a quedarse en ella y sus recuerdos por el resto de su vida. La tónica de Tótem es ser lo más espontánea posible, para un sentimiento cuasi-documental que hace más creíble y entrañable el retrato de familia en crisis. El peso dramático radica justo en tal retrato, más que en los eventos de un argumento conmovedor pero cuyo desenlace (el vinculado al padre) se ha anticipado. La directora Avilés alterna el punto de vista, haciendo a Tótem más bien coral, si bien la pequeña Sol es siempre la referencia principal. (Queda pues Todo el silencio para la semana próxima).
, Temporada de huracanes (11), Tótem (15) y Todo el silencio (6), así como el documental El eco (7).){kind=link}