Viajar es agradable, en especial cuando voy a casa de mis papás, porque me reciben bien, desayunos en casa de la abuela, antojitos de mi mamá, gelatina verde como parte del comité de bienvenida y esas cosas que hacen las madres cuando no te ven en mucho tiempo. Parte de la visita a casa de mis papás es viajar 6 horas en autobús, lo cual si es de noche no implica gran problema, pero cuando se olvida el suéter dentro de la maleta y te vas retorciendo de frio, la cosa cambia.
Pues justamente eso me pasó hace algunas semanas, al bajar del autobús sentí un malestar en la garganta, que me indicaba que pasaría los 2 días destinados a descansar, tirado en un sofá, con mucho calor, moqueando, con dolor de cuerpo y sin poder tomar coca-cola con “hartos” hielos, como se acostumbra por aquellos lugares y lo que es peor, sin hambre.
Mi madre suele ser un ángel cuando se trata de consentir a su hijo al cual tiene meses sin ver, pero su fuerte nunca ha sido atender a su muchacho enfermo de gripe, incluso recuerdo que lastimado a causa de alguna gloriosa atajada de penal en el momento cúspide de la reta futbolera de la primaria, llegué a casa quejándome y exigiendo calor maternal o probablemente un masaje de manos (sinceramente merecido por ser el mejor guardameta del colegio), y ella se limitó a decirme “¿fue trabajando?”.
En fin, en calidad de bulto pasé aquél fin de semana en casa de mis papás, que estuvo muy lejos de ser como lo había imaginado. Así estaría el dolor que agarré camino al consultorio de la doctora del pueblo con la intención de ser inyectado para cortar toda clase de malestares. Aclaro que no me gusta andar enseñando las nalgas y mucho menos ser inyectado, le tengo miedo a las inyecciones, así como a las gallinas, los fantasmas, las historias de terror de carretera, el señor del sombrerote de la caja de avena y a la imagen de santo Cristo golpeado en las iglesias, (conclusión, soy miedoso).
También sé que para la doctora no es un deleite verme la nalga derecha, pero qué se le va a hacer si no queda de otra más que recurrir a las inyecciones. Después de ponerme un termómetro en la “galaxia” y encandilarme con lámparas me dijo lo que ya sabía.
–Joven, usted tiene la garganta inflamada, flujo nasal, dolor de cuerpo y necesitará inyecciones por cuatro días
No sin antes cobrarme muy bien por sus servicios y recetarme un buen número de ampolletas que me traería a Puebla para que alguna enfermera gorda también me viera las nalgas, es ahí donde surge mi pregunta, ¿Por qué los doctores son tan morbosos y eligieron el glúteo para aplicar las inyecciones?, ¿Por qué no pueden ser en el brazo como las vacunas?, ¿Por qué no en el muslo o en la panza?. Sé que habrá una explicación científica que suprimirá mis dudas, incluso bien argumentada, saldrán con cuestiones musculares o cosas así, pero señores doctores, doctoras, enfermeras o viejitas inyectadoras, les recuerdo que la nalga no es la cara de Javier Aguirre o Ricardo Osorio para inyectar con tal rencor.
Foto: salady
Carlos Irán
jajajajaja te daria una laaaaaaarga explicacion del PORQUE las inyecciones en dihco lugar… pero solo me limito a decirte que yo inyecto bien y bonito :)o al menos nadie se ha quejado!
No se vale, a mi siempre me tocan enfermeras gordas que disparan contra mis escasas nalgas.
Gracias por comentar, saludos y besos
jajajaja
muy buena la publicacion carnal!
solo agregar que no eras el mejor portero del colegio eras el unico…
saludos y nos estamos viendo
Que onda «Joséluis».
Cierto! era el único portero, lo cual también me convierte en el mejor jajajaja. Gracias por comentar y estar siempre al tanto carnal.
A ver que día nos vemos. Saludos y que te sea leve.
yo no quiero que me inyecten la panza 🙁
y tienes muchisima razon, a mi tambien me ha tocado gente que descarga sus frustraciones en mis atributos, por eso le tengo terror a las inyecciones…
que pherrrr nos inyecte a todos !!!!
Jajajajajaja sí verdad! con ella hay confianza, así que mis glúteos estarán a salvo.
Gracias por comentar y por estar pendiente.
Besos!
yo me uno a la gente temerosa de las inyecciones, veo las agujas o escucho que las nombran y sudo frioooooo =(
Yo siempre decia : no se pueden pastillas? xD
o la pregunta que hacen los medicos : eres alergica a algo? y contestaba » solo a las inyecciones» eso me salvo muchas veces…
un beso =)
Jajajaja! sí yo siempre pedía gotas!.
Las enfermeras agarran las jeringas cual dardo.
Saludos Jess gracias por comentar!
Pues a mi la doctora de la farmacia Delta de la colonia me inyecta muy bien. Se cachondea con mi nalga y me da mi masajito…jajaja…yo no tengo ninguna queja…jajaja…
Jajajajajaja por donde tenía antes mi Chalet Suizo estilo Oaxaca en el Parral, había una enfermera de una farmacia que si era coquetona.
Eso es suerte Diego!
pues disculpenme todos, pero yo me especialize en INYECCIONES A LA NALGA, no importanto hacia que direccion de las manecillas del reloj va (entiendase nalga derecha o izquierda) jajajajaja.
Ya sé con quién acudir para la próxima… Gracias Doc!
Soy médico y debo explicar que los glúteos son los mejores lugares para una inyección intramuscular. No tengas vergüenza y te debes bajar completamente el calzoncillo para dejar bien descubierta el área a pinchar. No inporta que se vean vellos, testículos, pues estamos acostumbrados.
Practico la natación y el médico me ha recetado 10 inyecciones de B12 para aplicarlas en las nalgas . Me han comentado que son dolorosas . Debo enseñar toda la nalga para que el enfermero pueda ver bien el lugar para administrar la inyección ? Si es así , me da un poco de vergüenza . Es mejos de pie o tumbado ? Muchas gracias por vuestros consejos . David