Ahora resulta que nadie reconoce tener algún tipo de relación con el Presidente Municipal de Iguala José Luis Abarca. Nadie lo vio, nadie tenía algo que lo ligara a él. Ni los líderes del partido que lo postuló. Tal parece que era un alcalde que llegó al puesto por la gracia de Dios.
Ante estos casos la reacción es similar en muchos lugares. Recordemos lo sucedido hace algunos años en Puebla. Cuando Mario Marín ganó la elección y se erigió como Gobernador del Estado de Puebla, mucha gente decía tener relación con él. Que era su amigo. Que era muy cercano a un amigo muy cercano a un primo muy cercano.
Si sabían que había una buena relación con el gobernante, era inevitable el «dile que me de chamba«. Buscaban de alguna manera estar en el grupo de los que se llevaban bien con el hijo, el hermano, la esposa o alguien cercano al poder.
[quote]Inexplicablemente, hoy nadie conoce a José Luis Abarca. Ni el partido que lo postuló. Nadie. Sabían de él, pero nunca tuvieron relación.[/quote]Tras el escándalo del conocido desde ese momento como «Gober precioso» todo cambió. Lo desconocieron. «Casi ni hablaba con él». «Nunca me inspiró confianza». Y los que antes pedían hueso ahora decían jamás haber tenido intención de acercarse.
Hasta los que lo llevaron al poder hicieron lo mismo. Ponían cara de «fuchi». Las vueltas de la vida colocaron a ese personaje en los reflectores recientemente. Y ahora, la historia cambió. Aplausos, porras y desaforadas muestras de afecto ante un político que parecía resucitar. Y faltaba más, para que se acuerde el santo del alma necesitada, pues hay que rezarle.
Todo esto porque me resulta inexplicable que nadie tenía nexos con el alcalde de Iguala. Jamás cruzaron palabra con él. Eso es increíble en un sistema político donde los respaldos, relaciones y amistades, son los que colocan a la gente en el poder.
O usted, incrédulo lector ¿pensaría que alguien que no habla con las cúpulas, que no tiene relación con líderes de partidos y personajes importantes llegaría a ser presidente municipal porque un día se le ocurrió y la Constitución se lo permite?
No. No es así. Y menos entiendo que si todos sabían de sus nexos con los «malandros» y malas compañías, no hayan hecho nada. En fin, en pos de triunfos, los partidos políticos hace cualquier cosa, buscan alianzas con quien sea y luego se quejan e indignan de los resultados.
Hoy, este personaje es como el «chupacabras», todos oyeron de él, sabían que existía (decían) pero nadie lo ha visto.