Editorial | El INE y el Retrato de Dorian Gray

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La novela de Oscar Wilde, nos cuenta la historia de un hombre que anhela ser joven y hermoso para siempre y consigue que un admirador pinte un cuadro suyo en su mejor momento y luego logra el deseo de que este retrato envejezca y sea marcado por las huellas de una vida desenfrenada y vil, mientras él se mantiene con juvenil y bella apariencia.

En la vida política mexicana sucede lo contrario, el retrato del mejor momento de nuestra democracia moderna, el IFE que presidió José Woldenberg, el de la elección legítima y legal del año dos mil, es el que se pretende mantener con apariencia juvenil y hermosa, mientras que el verdadero sistema político mexicano se envilece, se degrada y se pudre en un pantano de corrupción e impunidad.

Pero el deseo no se ha cumplido en este caso y el personaje real, nuestro sistema político decadente, ha arrastrado a ese retrato, llamado hoy INE, en su descenso doloroso y lamentable. No han servido los millones gastados en propaganda, la captación de personajes con buena fama que aquí se envilecen velozmente, los esfuerzos de los partidos políticos para hacernos creer en sus buenos propósitos. Cada vez más, el retrato refleja la verdad: para los políticos lo único que importa es el poder y la satisfacción de sus ambiciones.

A esta institución electoral se le volverá a revolcar, después de la próxima elección, con el propósito de que vuelva a parecer digna y respetable pero seguirá siendo la misma gata impresentable aunque la habiten nuevas pulgas.

Inevitablemente, al ver la calidad de este INE y sus jerarcas, uno piensa si no será mejor no acudir a sus urnas infectas para ver si así entienden el hartazgo ciudadano.

José Luis Pandal

El comentario ácido, irónico, informado y puntual de José Luis Pandal, que aborda temas políticos y de la vida cotidiana.

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