Frente al mar, frente a la vida

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Manchester frente al mar (Manchester by the sea), de Kenneth Lonergan, es una película tensa, frecuentemente perturbadora, con segmentos de profunda tristeza, que no por ello deja de ser notable. Versa sobre un tipo que, a la muerte de su hermano cardiopático, ve cómo su existencia da un vuelco, sin estar preparado para ello. Las aristas de sus temas son filosas: pérdida, culpa, necesidad de expiación, en un entorno de familia trunca, de familia rota, de familia en desajuste, pero familia al fin y al cabo. Lee Chandler (Casey Affleck), un conserje de Boston, recibe una llamada: su hermano Joe ha muerto, en el pueblo donde ambos crecieron. El testamento de Joe establece que quien debe hacerse cargo de su hijo adolescente, Patrick (Lucas Hedges), es Lee, quien se irrita y confunde ante la inesperada situación. Además, en el nuevo contexto –el de la pérdida– Patrick y él no aciertan a llevarse bien. Manchester frente al mar cuenta todo lo relativo a este presente, pero nos cuenta además sobre un pasado, en flashbacks: lo sucedido a Lee 7 u 8 años antes, cuando aún vivía en el pueblo. Un pasado trágico que le sacudió y marcó para siempre; que lo transformó en otro hombre y que en mucho le anuló frente a la vida. Sucesos en el villorrio costero llamado Manchester Frente al Mar, Estado de Massachusetts.

Manchester frente al mar, en la suma de todo lo anterior, es una película excepcional, siendo que ese adjetivo no se vincula al hecho de tratarse de una película triste e incómoda, como dije al principio. Su bisagra de unión con el espectador es la vida misma, construida frecuentemente –además de aquellos gratos– de eventos definitorios que son amargos, incomprensibles, lacerantes, o todo eso al mismo tiempo, ajenos a la lógica de una existencia siempre plena y gratificante. Lonergan ha puesto el peso total de su film sobre las espaldas de Casey Affleck, cuya actuación entrega a Lee como algo parecido a una cuerda de guitarra –con esa tensión— a ratos mejor afinada que en otros, pero siempre a punto de romperse y de “chicotear” para todos lados. El contrapeso es Patrick, el sobrino adolescente; no porque sea lo contrario a Lee, sino porque ve las cosas desde su perspectiva generacional (desde su edad, pues): tiene novia(s), amigos, su banda de rock y el amado bote de su padre, así que ni estando loco va a mudarse a Boston con ese tío taciturno, silencioso, solitario, siempre al borde del estallido, que además tiene un trabajo de mil-usos que puede desempeñarse en cualquier lugar del planeta.

Así, Manchester frente al mar es un poco el ring de la vida, en el que los boxeadores o luchadores son un hombre “marcado” y un chaval encaprichado, en un entorno de duelo, y de total confusión, ante escenarios desconocidos, no deseados e incomprensibles. La vida misma, pues, en una de sus facetas de arpía. Sin embargo, Manchester frente al mar está lejos de ser una película amarga, o siquiera sombría. Dura y sin concesiones como es, también sustenta espacios para la esperanza, para el recomienzo, para la redención, que siempre terminan apuntando a ese marco volátil, pero cuasi-indestructible, que es la familia. Una película pues imperdible, que con cada día cosecha más y más aprobación de público y crítica, porque más allá de los gustos individuales, no todo es vivir en la armoniosa y ensoñadora atmósfera de La la land. A verla sin falta; y de ser posible, más de una vez.

Para terminar, también he visto ya Luz de luna (Moonlight), de Barry Jenkins, y Un camino a casa (Lion), de Garth Davis. Siendo bastante mejor la primera, ambas valen la pena y ambas empiezan su historia con el personaje siendo niño –enfrentado a condiciones inhóspitas– para gradualmente acompañarle a su adultez en busca de encuentro o de reencuentro. Respecto de Un camino a casa, debe destacarse la maravillosa actuación de Nicole Kidman, que aporta momentos de extraordinario rango emocional. 

Alfredo Naime

Comentarios, recomendaciones y consejos para apreciar el séptimo arte, vertidos por el más reconocido crítico de cine en Puebla y zonas aledañas. Disfruta su videoblog.

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