Hace ocho días dije aquí que la cartelera fílmica local estaba atorada, con poco y nada estimulante para ver. Por desgracia las cosas no han cambiado, lo que va obligando al cinéfilo a la búsqueda de “planes B” para no cortarse las venas. Antes de mencionarlos, revisemos qué estrenos se anuncian como inminentes, aunque podrían no serlo tanto para Puebla y la región, sino apenas para la capital de la República. Uno de ellos es Alien: Covenant, de Ridley Scott, que está pensada como una secuela de Prometeo (2012), del propio Scott, al que definitivamente la ciencia-ficción espacial se le da bien, en especial cuando presentada con rasgos de thriller y horror. El reparto de Alien: Covenant está encabezado por Michael Fassbender, Katherine Waterston y Billy Crudup, pero incluye también a Demián Bichir, que sigue abriéndose paso en el cine norteamericano. De la película ya se escucha que es satisfactoria, pero menor a Prometeo; ya veremos.
Un film más por estrenar, basado en hechos reales, es el franco-canadiense Un saco de canicas, remake de aquel otro homónimo realizado por Jacques Doillon en 1975, sobre un par de niños judíos –hermanos– que intentan escapar del acoso nazi en la Francia ocupada, durante la 2ª Guerra Mundial. Está dirigida por el quebequense Christian Duguay y procede de la novela de Joseph Joffo. Como drama humano que es, la verdad se antoja más que Alien: Covenant (o a mí, al menos). Y finalmente, tampoco tarda Rey Arturo: la leyenda de la espada, de Guy Ritchie, un tratamiento más de las aventuras circundantes a Arturo, Camelot, Guinevere, Excalibur, Merlín, Lancelot, etc., siendo aparentemente la primera entrega de una saga de seis películas sobre dicho universo. Es una producción norteamericana, pero se filmó íntegramente en el Reino Unido, en locaciones galesas, escocesas y británicas. Arturo es interpretado por Charlie Hunnam, actor de Guillermo del Toro en Titanes del pacífico (2013) y en La cumbre escarlata (2015), así como de Alfonso Cuarón en Niños del hombre (2006). Acompañan a Hunnam, entre otros, Jude Law, Djimon Hounsou y Eric Bana. Rey Arturo: la leyenda de la espada costó 102 millones de dólares, que –me aseguran– sí se ven en la pantalla. Bienvenidos todos a Londinium.
Y bueno, ante la escasez, hablemos ahora de esos “planes B” mencionados al inicio, que ahora más que nunca se agradecen. Por ejemplo, la libanesa ¿Y adónde vamos ahora?, del 2011 (no es difícil conseguir el DVD), en la que un grupo de mujeres católicas y musulmanas, cansadas de ver morir a sus seres queridos debido a las diferencias religiosas, se unen para emprender acciones que permitan reestablecer la paz en su pueblo, aislado en la serranía libanesa. Sorpresivamente, se trata de una película multitonal –a ratos comedia, a ratos melodrama, a ratos drama (alternándose en diferentes segmentos)– que enseña el valor de la fraternidad, de la solidaridad y de la tolerancia, así como la necesidad de vivir en paz no “a fuerza”, sino en razón de humanidad. Dirigida por la talentosa (y guapa) Nadine Labaki, la película presume los siguientes reconocimientos internacionales: en el Festival de Cannes, Premio Francois Chalais y Mención Especial del Jurado Ecuménico; en el Festival de San Sebastián, Premio del Público; en el Festival de Oslo, Premio del Público; en el Festival de Estocolmo, Mejor Guion y Mejor Música; y en el Festival de Toronto, Premio del Público. Por otra parte, aquí un segundo “plan B”: la iraní Una separación (2011), de Asghar Farhadi, en la que una pareja debe decidir entre abandonar Irán –para ampliar el futuro de su hija– o permanecer en el país al cuidado de un pariente con Alzheimer (encrucijada a la que se suma un lamentable accidente trágico). Obtuvo el Oscar y el Golden Globe a cinta en lengua extranjera, así como el Oso de Oro y el Premio del Jurado Ecuménico en la Berlinale. Rendida ante sus méritos, la crítica internacional le concede calificación de 95 (sobre 100). Así, un “plan B” que más bien es “triple A”.