Eso (It) me gustó mucho. La dirige el bonaerense Andy Muschietti, con buen pulso y sin escatimar visualidad, apoyado por EL gran trabajo de concepto y maquillaje para Pennywise (encarnado por Bill Skarsgard), el jijo payaso burlón –y otras cosas– que aterroriza y asesina niños cada 27 años en la (ficticia) ciudad de Derry, USA. De horror por supuesto, Eso es también una película sobre ser chavo y algo nerd justo en esa sociedad colegial que inventó el término loser (perdedor) como estigma ofensivo y degradante. De hecho, es este horizonte de la cinta el que a mi entender mejor funciona, sin que ello signifique que lo otro –lo relativo a los enfrentamientos con Pennywise— resulte descartable, ni mucho menos. En Eso, un grupo de siete niños bulleados –maltratados por los “gandallas” que nunca faltan en los colegios– unen esfuerzos para darse identidad como grupo y para hacer “coraza” en contra de sus agresores y (sí) de sus propios miedos. En el camino, uno de ellos descubre una serie de datos, no coincidencias, que revelan cómo –y cuánto– Derry, su ciudad, rebasa por mucho los promedios nacionales de muertes y desapariciones tanto de adultos como de niños, siendo éstas las que de plano se “disparan” de todas las gráficas al respecto. A partir de aquí (sin casi darse cuenta), en lo individual y como grupo los chicos irán confrontando a Pennywise, un ente que traduce en una especie de clown camaleónico, cruel y sanguinario, que justo se alimenta del miedo de sus víctimas.
Eso procede de la novela homónima de Stephen King, ya adaptada en 1990 como miniserie para televisión. El director Muschietti ha conseguido un film bastante entretenido, situado tanto en interiores como en exteriores, que por igual contiene logrados momentos de horror y otros relativos a la situación y el status emocional de los niños. Especialmente de Billy (Jaeden Lieberher), quien aún sigue en busca de Georgie, su hermano pequeño desaparecido; de Beverly (Sophia Lillis), envuelta en dolorosos conflictos con su padre, y de Ben (Jeremy Ray Taylor), cruelmente molestado y agredido por su sobrepeso. Es así que estamos ante dos películas, en el mismo “envase” y rectángulo blanco: la nuclear –de eventos—frente a la amenaza feroz de Pennywise y la aventura para anularlo, y esa otra de personajes, de amigos, de camaradería, en la que los siete púberes se arropan y apoyan unos a otros. En la primera, Pennywise se nutre del miedo que va generando; en la segunda –una buddies movie al estilo de Cuenta conmigo, también adaptada de Stephen King– los chicos toman fuerza del afecto que sienten entre ellos, nacido no de sus fortalezas, sino de sus debilidades y tribulaciones. Dos películas pues, insistiendo en que la mejor y más pulcra es la de personajes: la de esos losers entrañables que no tienen un pelo de tontos, y menos una rayita de cobardes. Así que vale la pena verla. Además, es apenas el 1er capítulo; el número dos ya está anunciado, también bajo la dirección de Andy Muschietti. Es muy probable que la tengamos entre nosotros en el 2018.
Cambiando de tema, el sitio tasteofcinema.com recién publicó un recuento/ pronóstico al que tituló 10 películas que podrían recibir la nominación a mejor película, refiriéndose, claro, a la nominación Oscar. En orden descendente –es decir, de menos a más favoritas– su apuesta es la siguiente: 10) ¡Huye! (Get out!), de Jordan Peele; 9) En realidad nunca estuviste aquí, de Lynne Ramsay; 8) Por eso lo llaman amor (The big sick), de Michael Showalter; 7) Detroit, de Kathryn Bigelow; 6) La batalla de los sexos, de Jonathan Dayton y Valerie Faris; 5) El castillo de cristal, de Destin Daniel Cretton; 4) Victoria y Abdul, de Stephen Frears; 3) Una vida a lo grande (Downsizing), de Alexander Payne; 2) Llámame por tu nombre, de Luca Guadagnino, y 1) Dunkirk, de Christopher Nolan. Según se deja ver, son seis dramas, dos comedias y dos melodramas. En Puebla, sólo la 1 y la 10 se han visto en salas. Es decir, vamos 8-2, perdiendo…