Inicio Columna Hace 97 años asesinaron a Francisco Villa | Textos desde el encierro

Hace 97 años asesinaron a Francisco Villa | Textos desde el encierro

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Fue en Hidalgo del Parral, probablemente el pueblo que más quería, donde lo mataron a traición un grupo de resentidos que se sentían, por diversas razones, agraviados por él.
Pero estos fueron organizados, pagados y armados por gente que apoyaba al presidente Álvaro Obregón que temía que Villa se decantara por la candidatura de Adolfo de la Huerta y no por la de su favorito, Plutarco Elías Calles.
Aprovecho la fecha, triste para los revolucionarios auténticos, para decir una vez más que fue Álvaro Obregón el más sanguinario y cruel de los lideres de la Revolución. Un asesino frío, para decirlo sin ambages., del que bien se podría prescindir en la relación de nuestros héroes patrios.
Aparte de firmar el Tratado de Bucareli con el fin de obtener el reconocimiento de su gobierno por Estados Unidos, Obregón traicionó a protectores, amigos y seguidores sin ningún escrúpulo. Aunque no mataba de frente ni por sí mismo, sino a través de otros, engañados, pagados o presionados, que lo hacían por él.
Así asesinó, por mencionar a pocos, al General Felipe Ángeles, de acuerdo con Carranza y meses después a éste mismo, a quien le debía su éxito político cuando lo exaltó sobre Villa y Ángeles, precisamente. Con el tiempo acabó con la mayoría de los generales que no se sometieron a su voluntad ni a sus caprichos, a algunos a los que debía mucho, como Fortunato Maycotte, cuya caballería le dio la puntilla al villismo en las batallas de Celaya y León o a Francisco Serrano, asesinado con vileza el Huitzilac.
La gente como Obregón, que pierde todo freno moral por ambición y egolatría, termina casi siempre como acabó él, muerto no en gloriosa batalla, enfrentando heroicamente a sus enemigos, sino por las balas de un ingenuo y no muy inteligente dibujante, con la cara hundida en un plato de birria -según algunas versiones- escuchando la canción ‘El limoncito’ que interpretaba la orquesta típica de Lerdo de Tejada, no el estruendo de cañones y marchas que hubiera deseado su megalomanía.
José Luis Pandal

El comentario ácido, irónico, informado y puntual de José Luis Pandal, que aborda temas políticos y de la vida cotidiana.

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