Ya con esta me despido | Textos desde el encierro

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Este será el último texto que escribo desde el obligado encierro en que me puso -nos puso a muchos- la pandemia. Seguiré publicando en Facebook y en Twitter textos cortos, pero nada más.

Voy a dedicar mi tiempo, el que me quede, a escribir un cuento o novela o mamotreto, a ver que sale, con la intención de que me trascienda, que permanezca cuando yo me vaya.

Ya no comentaré lo cotidiano, entre otros motivos porque he descubierto que la historia es circular, que no hay nada nuevo bajo el sol, que el ser humano es animal de costumbres, el mismo desde que Caín mató a Abel -por usar una figura- que recorre los mismos caminos, comete los mismos errores y encuentra -iluso- las mismas soluciones. Así como en mi habitación y en el cuarto de Melquiades es siempre lunes y es siempre marzo, en el mundo es siempre hora de catástrofes y tiempo de canallas.

Con el temor fundado de que este texto no pierda vigencia, para confirmar lo antes escrito, comentaré, por última vez, temas de actualidad, a manera de fijar mi postura ante algunas realidades presentes.

De la pandemia.
La humanidad aprende siempre a vivir con plagas y tragedias, se entrena todos los días en un mundo egoísta y falaz donde sobrevive.
Pero para los viejos y los enfermos, esta circunstancia es cruel, obliga a ver pasar los últimos años con una sensación de fatalidad peor que la muerte misma, porque el muerto en muerte, enterrado, ya no se entera ni se lamenta y el muerto en vida, encerrado, sí se entera y se lamenta.
La enseñanza ante esta realidad es que hay que vivir a tope cada instante, intensamente, apasionadamente, sin ocuparse de nimiedades, de cosas o de apariencias.

De la política y el gobierno de AMLO.
Ave de tempestades, López Obrador no llegó a traer la concordia ni la unidad, sino la discordia y la polarización. Era lo lógico.
No se puede enfrentar una situación de injusticia con suavidad y acomodo para no molestar a nadie, hay que ser duro y consistente. Pero para ser eficaz, el camino no es la regeneración, es la revolución y a eso no se atrevió.
Yo hubiera querido -ya alguien lo ha dicho antes- que AMLO fuera como los de Frena dicen que es: socialista (comunista es ridículo, más como contrapuesto ‘al cristianismo’, ignorantes) intransigente, radical, etcétera; pero es un reformador moderado.
Ha hecho cosas importantes, muy buenas, como detener el derroche del erario en lujos y obligar a los privilegiados a pagar sus impuestos como cualquiera.
Pero también ha tomado decisiones que no me gustan, como militarizar el gobierno o cortar a machetazos ataduras que necesitaban bisturí, el tema de los fideicomisos como ejemplo.
El presidente necesita retomar el liderazgo político abierto para avanzar en sus reformas y consolidar su proyecto. El ejercicio del gobierno no debe aislarse de la acción ideológica, partidaria y electoral, como no lo hace en Estados Unidos, en países europeos, en China o Cuba.
Es un malentendido peligroso creer que por gobernar para todos, hay que dejar la acción política. Lo que hay que hacer es fortalecer las instituciones para que funcionen sin sesgos, no despolitizar el gobierno, que no es la gerencia del país, ni abandonar el movimiento o el partido para que se pudra y sea motivo de pleitos entre carroñeros ambiciosos.

Del futuro que alguna vez vendrá.
Creo firmemente que la revolución feminista y el cuidado del medio ambiente son los temas que harán avanzar al mundo.
El feminismo, con su sentido igualitario, su respeto al ser humano, su afán de justicia y bienestar para todas y todos, seguirá creciendo hasta imponerse como una realidad política insoslayable que establecerá nuevas reglas sociales, económicas y jurídicas, al servicio de mujeres y hombres.
El ambientalismo impondrá la visión de la casa común, única, de la humanidad y establecerá, por encima de toda otra consideración, la necesidad de respetar a la naturaleza, con el ser humano como centro.

Hasta aquí este texto. Muchas gracias por su generosidad al leerme.
Hasta siempre.

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José Luis Pandal

El comentario ácido, irónico, informado y puntual de José Luis Pandal, que aborda temas políticos y de la vida cotidiana.

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