Dramas (y traumas) de familia

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Recién vi, en Netflix, dos películas muy fuertes, ambas del 2020, que llamaron mi atención. La primera es Fragmentos de una mujer (Pieces of a woman), de Kornél Mundruczó, mismo director de la espléndida Hagen y yo (título internacional, White God), ganadora en Cannes 2014 de la sección Una cierta mirada. Fragmentos de una mujer reseña un año en la vida de Martha (Vanessa Kirby), a partir de la muerte de su bebé recién nacida, después de que un parto planeado para ser “en casa” sale terriblemente mal. Un año de duelo rebelde, agresivo (digamos), que enfrenta a Martha con su entorno y sus seres queridos, incapaz de procesar la pérdida –o renuente a hacerlo– desde una helada, tóxica, mezcla de culpa, confusión y rencor. En paralelo (lo cual amarga más la situación), el caso llega a tribunales, por las duras acusaciones sobre la partera a cargo esa trágica noche, señalada de negligente/incompetente por los medios y la opinión pública. Así que dolor, duelo, drama; todo contaminado por la reacción distante, enconchada, cuasi-nihilista, de una Martha rota y sin rumbo. Su intensa reacción emocional –íntima, inflexible– ante el mazazo de la pérdida, que arroja –desde luego– cambios y consecuencias.

La segunda película es El diablo a todas horas (The devil all the time), del neoyorquino Antonio Campos, que también parte de un trauma de familia, al que aquí se le suman otros. Su protagonista y “bisagra” es Arvin (Tom Holland, cuando adulto), un niño llevado a la orfandad por la tragedia, que conforme crece –mediados del siglo XX, en el EEUU rural– sigue enfrentado a situaciones de abuso, de violencia, de fanatismo religioso, que desestabilizan su vida y le impiden cualquier posible equilibrio. Algo parecido, podría decirse, a convivir con el diablo a todas horas. Un film bien escrito, cuya estructura de tiempos alternos, sin embargo, aparenta funcionar menos en la pantalla que en el papel, al complicar un poco a los espectadores el “armado” cronológico de los eventos. Aun así (y aunque se percibe excedida en tiempo) se trata de una cinta poderosa, muy absorbente, actuada por todos de manera superlativa, con Holland a la cabeza. El guion es una adaptación de la novela homónima de Donald Ray Pollock, quien aporta la voz narrativa en off que se escucha en la película. Por cierto, advertir a las fans de Robert Pattinson que aquí no lo verán en modo romántico o grato; eso es un actor: encarnar lo luminoso y lo sombrío, lo ligero y lo dramático, con los mismos compromiso, convicción y entrega.

Además revisité, ya de tono más amable, dos films que en su momento me gustaron mucho: En busca de Bobby Fischer (Innocent moves; 1993), de Steven Zaillian, y Un gran chico (About a boy; 2002), de los hermanos Chris y Paul Weitz. (Casi siempre, las películas gustan más cuando las vuelves a ver, que la vez primera). En busca de Bobby Fischer, basada en hechos reales, versa sobre Josh Waitzkin (encarnado por Max Pomeranc), un niño de 7 años poseedor de una asombrosa habilidad innata para el ajedrez. Pero el planteamiento principal del film está en algo más esencial: en la prevalencia del respeto, de la decencia, de la cortesía, por encima de cualesquiera arrebatos malcriados que algunos asumen como “su derecho” desde la artificialidad de la fama y el éxito. De ahí la referencia a Bobby Fischer, sin ahondar aquí en los por qués. Por su parte, Un gran chico tiene que ver con otros dos niños: uno pequeño (Marcus, interpretado por Nicholas Hoult) y uno grande (Will, actuado por Hugh Grant), cuyas vidas se cruzan para regalarse tips y consejos esenciales. Lo singular es que Marcus recibe los tips y Will los consejos esenciales (así es la vida a veces). La química entre ambos es fantástica, origen de que la cinta resulte no sólo amable y divertida, sino también capaz de llevarnos a la reflexión de uno o dos temas. Y ya lo sabemos: pocas cosas tan atractivas, tan juguetonas, como Hugh Grant en una comedia. Estos dos films también están a disposición en Netflix ahora mismo.

Alfredo Naime

Comentarios, recomendaciones y consejos para apreciar el séptimo arte, vertidos por el más reconocido crítico de cine en Puebla y zonas aledañas. Disfruta su videoblog.

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