Joyas de Arranque al Siglo XXI

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Alfredo Naime

Ya han pasado 24 años desde aquel 2000 inaugural del siglo XXI. En la columna de hoy rememoro –de manera sintética– tres películas llegadas con esa nueva etapa, muy esperada (o así lo recuerdo) por propios y extraños. ¿Las vieron? Quiero pensar que sí.

Deseando amar (2000; Hong Kong-China), de Wong Kar-wai. Cuando un hombre y una mujer que viven en el mismo edificio (Tony Chiu y Maggie Cheung) se dan cuenta de que sus respectivos cónyuges mantienen una aventura, ellos a su vez se acercan y atraen, pero evitando consumar cualquier venganza física, lo cual –para su vergüenza– les haría “igual a ellos”. Con esta película, una genuina sorpresa, el realizador chino se confirma como un innovador, a través de una puesta en escena en la que predomina lo latente, la mera posibilidad, más que los hechos consumados. La atmósfera –a ratos de una textura onírica, casi etérea– se enriquece, entre otras cosas, por la voz de Nat King Cole, cantando por cierto en español. Deseando amar recibió 46 premios internacionales y 51 nominaciones; se le consideró el mejor film extranjero en 18 certámenes y, en el Festival de Cannes, obtuvo tanto el Gran Premio Técnico como el de Mejor Actor. Se le ha ubicado como el film #2 en la lista 100 mejores películas del siglo XXI, de la BBC.

Bailando en la obscuridad (2000; Dinamarca-Alemania-Países Bajos), de Lars Von Trier. Una obrera está perdiendo la vista gradualmente y sabe que terminará completamente ciega. Temerosa de que –por herencia– le suceda lo mismo a su único hijo, la mujer ahorra cuanto puede, para una eventual cirugía que garantice al adolescente conservar la vista toda su vida, aún y cuando fuese atacado por el mismo padecimiento. En el transcurso de todo esto, ella va imaginando pasajes musicales –coreografías en las que se asume como protagonista– para (dulcemente) evadirse un poco de la crudeza de su existencia. Un giro estético heterodoxo, riesgoso incluso, que se demostró acertado porque funciona bien. Cada mañana, Von Trier entregaba las escenas del día a sus estelares, para (hasta entonces) conocerlas y prepararlas. El resultado de esta inmediatez –y de filmarla en digital– tradujo en pantalla en una atmósfera de fragilidad y urgencia, que justo son los sentimientos de los personajes. Bailando en la obscuridad ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes, en donde además la cantante Björk, su protagonista, fue reconocida mejor actriz.

El tigre y el dragón (2000; Taiwan-Hong Kong-EEUU-China), de Ang Lee. China, siglo XVIII. El guerrero Li Mu-bai (Chow Yun-fat) enviará a custodia su legendaria espada Destino Verde, puesto que dejará de combatir después de muchos años. El conducto de la entrega es Yu Shu-lien (Michelle Yeoh), guerrera con la que mantiene una ambigua relación sentimental y de vivencias compartidas. (¿Suena poético? Eso mismo transpira en pantalla). Pero una misteriosa figura nocturna roba la espada, lo que enfrasca a la pareja en recuperarla. A propósito de eso entrarán en juego Jen y Lo –soportes de diversos giros argumentales– junto con un “personaje-concepto”: Zorra de Jade, asesina experta en artes marciales que quizá es la responsable del hurto. El tigre y el dragón es un raro, logrado equilibrio entre la noción de espectáculo y búsquedas artísticas. Sus primeros minutos se deslizan como flotando, cual balsa sobre lago aletargado. Pero al robo de la Destino Verde, la acción detona y se hace un relámpago. El vértigo de los encuentros marciales –entre guerreros que simbolizan el bien y el mal como conceptos universales– da la pauta para entender la esencia de la película: el espectacular rescate de la noble tradición oriental del guerrero culto y entregado al bien colectivo, haciéndose –plena de sensibilidad estética– una suerte de cinta síntesis, celebratoria del género. Los combates son coreografías alucinantes, que desafían la gravedad con exuberancia dancística. Cercana como ninguna a la obra maestra, El tigre y el dragón es una cinta genuinamente memorable.

Alfredo Naime

Comentarios, recomendaciones y consejos para apreciar el séptimo arte, vertidos por el más reconocido crítico de cine en Puebla y zonas aledañas. Disfruta su videoblog.

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