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Que 20 años no es nada, y febril la mirada

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Que 20 años no es nada, y febril la mirada
Que 20 años no es nada, y febril la mirada

Alfredo Naime

Son muchas, claro, las películas importantes del 2004 que están cumpliendo 20 años. De entre ellas, aquí recuerdo cuatro “consentidas”, con algunos de mis juicios de dos décadas atrás, escritos al momento de su estreno. Veamos qué tanto las recuerdan…

Golpes del destino (Million dollar baby; EEUU), de Clint Eastwood. Maggie (Hilary Swank), de 31 años –nunca bien tratada por la vida– mantiene la inderrotable ilusión de boxear profesionalmente. Por eso busca como manager a Frankie (Eastwood), quien finalmente, y a regañadientes, accede a prepararla. Tras una serie de victorias, un golpe ilegal, marrullero, destruye el panorama de Maggie. Sin alternativas, su sueño debe cambiar: morir, para “vivir”. Película plena y conmovedora, en la que el boxeo es metáfora de la vida y de su cruel fragilidad. Con solvencia y sabiduría, nos hace reflexionar.

Diario de una pasión (The notebook; EEUU), de Nick Cassavettes. Tiene que ver con una misma pareja, la de Noah y Ally, a la que lo mismo seguimos en su convulsa relación de juventud (pasión) que en su etapa de ancianidad (sentimiento). Es en esta en la que diariamente Noah lee a Ally –de un cuaderno de notas– la historia de dos enamorados, con la esperanza de que escucharla pueda obrar en ella el milagro de revertir su avanzado Alzheimer. Con eso en mente, él lee, lee, lee… Film sensible, inteligente, que tiene todo eso bueno que puede encontrarse en un melodrama. Con buenas actuaciones, Ryan Gosling, Rachel McAdams, James Garner y Gena Rowlands –ellos como Noah, ellas como Ally— dan vida a una memorable historia de amor, exenta de trampas y giros baratos.

Mar adentro (Mar adentro; España-Francia-Italia), de Alejandro Amenábar. Ilustra la historia del pescador Ramón Sampedro, quien en 1968, a los 26 años, queda tetrapléjico al partirse el cuello después de un clavado en aguas bajas (¿cómo él, conocedor profundo del mar, al que tanto amaba?), convirtiéndose –según sus propias palabras– en “una cabeza viva con un cuerpo muerto”. A partir de ahí, rodeado del amor ilimitado de su familia, Ramón emprende una lucha sin tregua de casi tres décadas para que le autoricen una muerte prematura, “ante la imposibilidad de una vida digna”. Esto, el argumento central y omnipresente de su petición. Irónicamente –vital y casi siempre de buen humor a pesar de su postración– Ramón será inspiración para las vidas de esos que le rodean. Javier Bardem es quien interpreta a Sampedro; un trabajo tan extraordinario como el ser al que encarna. A partir de su actuación, Amenábar construye un film contenido, poderoso –no tanto neutral como equilibrado– que resulta racional y emocional al mismo tiempo.

La pasión del Cristo (The passion of the Christ; EEUU), de Mel Gibson. Basada en los Evangelios y en las Estaciones de la Cruz, se ocupa de las últimas 12 horas de vida de Jesús (Jim Caviezel) –de su captura hasta que expira, crucificado– más la inspirada escena final (breve bálsamo necesario) que refiere la Resurrección. La mirada toda es apabullante, de intensidad y violencia muy elevadas, exponiendo la intolerancia y crueldad sufrida por el Nazareno, justo por parte de los mismos a quienes llegó para redimir. El que Jesús sufrió y murió por nuestros pecados es la justificación de Gibson, consciente o inconsciente, para castigarse y castigarnos con todos los detalles posibles del martirio de Cristo, hasta su muerte. Una violencia que incluso provoca llanto a muchos cinéfilos, y salir de la sala a otros; la que hace al film genuinamente distinto; la que evita el más mínimo asomo de espiritualidad o exaltación religiosa. A pesar de ello, La pasión del Cristo  es una película admirable, que los matices y pruebas del tiempo han venido ascendiendo al rango de clásica incuestionable (algo que de inicio resultaba impensable). En buena medida, porque Gibson respaldó sus obsesivas decisiones con un lenguaje cinematográfico impecable, igual que con una honestidad impermeable a los mezquinos intereses de lo comercial.

Alfredo Naime

Comentarios, recomendaciones y consejos para apreciar el séptimo arte, vertidos por el más reconocido crítico de cine en Puebla y zonas aledañas. Disfruta su videoblog.

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