Al cierre del 2024, dos estrenos en salas absorbieron la atención. Se trata de La habitación de al lado, de Pedro Almodóvar, ganadora del León de Oro en el más reciente Festival de Venecia, y de Babygirl, de la neerlandesa Halina Reijn, por la cual –en Venecia también– Nicole Kidman ganó la Copa Volpi a mejor actriz del certamen. Ahora bien: si la opción es quedarse en casa, en la plataforma Disney+ puede verse Sintiéndolo mucho (2022), el documental del madrileño Fernando León de Aranoa sobre Joaquín Sabina, nacido en Úbeda pero madrileño también, por decisión propia. Comentemos un poco acerca de las tres, justo cuando el 2025 recién se nos ha echado encima.
En La habitación de al lado –primer largometraje en inglés de Almodóvar, ubicado en Nueva York y su periferia– las amigas de juventud Ingrid (Julianne Moore) y Martha (Tilda Swinton) se reencuentran, después de muchos años de no verse. Dado que Martha está en férrea lucha contra el cáncer, Ingrid la visita y acompaña lo más que puede. Las cosas dan un vuelco cuando el tratamiento médico se torna inútil y Martha entra en fase terminal, por lo cual pide a Ingrid su ayuda para morir por mano propia, antes del arribo de los terribles estragos de la enfermedad. Después de muchas dudas y de sopesar los graves riesgos, Ingrid acepta. Una sólida cinta íntima, serena, con alma –dulce incluso– que no sólo tiene que ver con la siempre controversial noción de eutanasia, sino que también apunta al deseable consuelo (no digo que alcanzable por todos) de hacer las paces con la inminencia de la muerte. Además de que lo hace su sensible argumento, la película se sostiene en las actuaciones de Moore y Swinton, con la segunda en un rango de contenida hondura que será difícil olvidar.
Babygirl tiene por núcleo a Romy (Nicole Kidman), mujer felizmente casada y directora ejecutiva de un próspero Corporativo de ventas. Sin buscarlo, de un día para otro Romy se deja arrastrar hasta un impropio affaire con Samuel (Harris Dickinson), uno de sus practicantes –mucho más joven que ella– lo cual pone en grave riesgo todo lo que ha conseguido en cuanto a familia, profesión y status. Peor aún, Romy se da cuenta de que el poder que ha ganado sobre casi todo, no influye ni ejerce solución alguna en su relación, cada vez más tóxica, con Samuel. Un film perturbador –y hasta atemorizante a ratos– sobre el poder en sí mismo, pero más quizá sobre empoderarse, a partir de un helado control que en el relato esencialmente pasa por el sadomasoquismo y no por el género. Algo que resulta sorpresivo, puesto que la dirección de la película es de una mujer. De esto, tal vez, su originalidad y complejidad, que la alejan de ser una película más sobre infidelidad. Además de Kidman (soberbia) y de Dickinson, Antonio Banderas está –y luce– en la cinta.
Sintiéndolo mucho retrata en extenso e íntimamente –de cuerpo entero– al gran Joaquín Sabina, a la luz de lo que el escritor/cantautor recuerda, platica y concluye de su larga y exitosa trayectoria, en un emotivo balance tras cruzar las siete décadas de vida. En su transcurso, conocemos estar ante un proyecto que el director León de Aranoa fue forjando por cerca de 15 años, para concluirlo por fin en 2022 con imágenes originales y de archivo, tanto del hoy como de los diferentes ayeres de Joaquín. Un docu disfrutable para todos, sin duda; pero sobre todo para fans recalcitrantes de Sabina, tomando en cuenta que el film por momentos peca de inconsistencia, y acaso de cierto extravío. Pero nunca resulta sin atractivo o soso lo que muestra, estando el genial Joaquín (“ateo, pero semanasantero”) entre amigos, develando su presente y pasado, sus pasiones, su personalidad sin artificios y su música, así como temores y desencuentros, su facha y descaro, todo nacido o atraído por su filosofía de vida. Sintiéndolo mucho, pienso que todo eso supera cualesquiera falencias y hace entrañable y atesorado a este documental, a fin de cuentas imperdible.