Un color con raíces profundas
Durante la intervención, Héctor explicó que el rosa mexicano no surgió por casualidad ni como simple tendencia, sino como resultado de un largo proceso histórico que fusiona tradiciones prehispánicas, técnicas artesanales y la reinterpretación moderna del color.
El origen se remonta a pigmentos naturales utilizados por culturas mesoamericanas, quienes extraían tonos intensos de flores, minerales y cochinilla. Sin embargo, su consolidación como “rosa mexicano” llegó hasta el siglo XX, cuando diseñadores y artistas nacionales lo resignificaron como un símbolo vibrante de modernidad, alegría e identidad.
Del arte popular a la estética contemporánea
Fernández de Lara destacó que el rosa mexicano cobró fuerza en el arte popular, la artesanía y la moda, convirtiéndose en un color omnipresente en mercados, textiles, arquitectura tradicional y fiestas populares. Con el tiempo, su potencia visual lo llevó a escenarios globales, donde hoy es reconocido como un sello distintivo de México.
Un color que trasciende épocas
Actualmente, el rosa mexicano es utilizado por arquitectos, diseñadores gráficos, artistas visuales y marcas que buscan transmitir fuerza, identidad y modernidad con raíces culturales. Héctor subrayó que su permanencia se debe a su capacidad de conectar tradición y contemporaneidad, convirtiéndose en un puente visual entre generaciones.

