La forma de decir las cosas es lo que importa. Recuerdo un profesor que decía: “No importa lo que digas, hazlo con seguridad”. Y es cierto, pasé más de un examen oral diciendo muchas cosas, probablemente no del todo ciertas, pero la seguridad de un guardia inglés en el Palacio de Buckingham.
Frases como “fíjate en qué tono me hablas”, son tan comunes en cualquier tipo de discusión, que me llevan a la presente reflexión. Tal vez lo que se dice no es agresivo u ofensivo, o por lo menos no tiene esa intención, pero el tono en el que se diga, marcará el camino.
Vayamos a los ejemplos: Una pareja se encuentra bajo el intenso bombardeo de vituperios por la supuesta infidelidad del sujeto. El tono del reclamo no puede ser como terciopelo, pero la respuesta del presunto responsable, no agrada a la enfurecida fémina. El rostro duro y altanero diciendo (en un tono preciso para que le pueda campanear a la dama como si le arrancaran un pelito de la nariz) “Después hablamos, cuando me creas a mí y no a todos los demás”, será la chispa que encienda la mecha de los cates.
Seguramente, si dice lo mismo, pero un tono más abajo, con decibeles moderados, la mujer entendería que no es pleito, sino que se siente un poco triste porque no se le da credibilidad a su dicho.
Veamos. Cuando haces alguna broma, algunas mujeres suelen contestar, “qué tonto eres” entre risas de complicidad. Pero eso mismo, con otro tono y otra intensidad, puede resultar en un trauma. Imagine entonado lector que una fémina llegue y le diga “¡qué tonto eres!”. Distinto ¿no?
Hay quien tiene gracias para decir cosas sin que resulten ofensivas y quien, diciendo exactamente lo mismo, resulta incómodo, desagradable y genera un ánimo muy especial de alinearle la dentadura a punta de derechazos.
En un grupo, de las características que sea, no se le puede hablar igual a todo. Es decir, hay para quien unas palabras fuertes o duras, lo pueden desorientar. Alguna vez me dijeron que cuando ibas a tirar un penal en un partido de fútbol, era importante que te dijeran “mételo y festejamos” y no el tradicional “no lo vayas a fallar”.
En fin, es importante lo que se dice, pero más aún el tono que se utiliza. Por eso, las recomendaciones son: 1.- En una discusión con quien sea, hombre o mujer, baje un tono y logrará mejores resultados. 2.- Cuando quiera convencer a alguien haga uso de un tono sutil, un tanto grave y exprese seguridad, así no habrá forma de equivocarse. 3.- Cuando le suban el tono, tiene dos opciones: a) utilizar un tono bajo, amenazador y cantadito que diga “no me haaables en eeese tooono”. b) poner la mirada perdida en el horizonte, simulando que nada te importa más, que la reflexión que estás haciendo. Pero por ningún motivo, iguales los decibeles del contrincante, será desgastante y seguramente no encontrarás una solución.
Y ustedes ¿en qué tono hablan?
Foto: rodcasro
Manuel Frausto Urízar
hola hola
MANOLO
HUUUUUUY!! yo no suelo o solía hablar, berreo, grito cuando algo me disgusta, de ahí mi entendimiento al dicho «el que se enoja, pierde» otras más se mal interpreta, creen que es una broma cuando en una indirecta muy directa, lo que a mi me ha funcionado y cuando lo aplican en mi persona me desarman y muero de risa, como comentas en un tono suave y cantadito decir «dulcificame tu voz» y/o «No me regañes y mucho menos me grites, mejor orientame»
Al paso de los años opto por respirar hondo, pero muy hondo y profundo, sonreir, contar hasta 10, y decir «Ay perdón, decias, no te escuche» una reacción inesperada ¿o no?
salu2.
Yeyandra, veo que tienes una serie de buenas salidas para el mismo problema. Hay veces que puedes decir algo de tal forma, que nadie se moleste y logres dos cosas: enviar un mensaje y evitar que te tiren los dientes.
Saludos!
Entiendo perfectamente que debemos pensar antes de hablar o despotricar con nuestra amplia bocota cuando se nos presenta una situación que de inmediato nos saca de nuestras casillas. Perooo, seamos sinceros Manolito, en ese momento, no pensamos nada!! El coraje, el celo, el recelo, el «encabritamiento» se apodera de nosotros y lo que menos hacemos es, precisamente nivelar el tono de nuestra preciosa y armoniosa voz.
Y no te quiero contar del florido léxico vocabulario, que sin duda tenemos!!!!
De que se puede hacer, se puede… pero la neta, nunca lo hacemos. Pero gracias por los tips de cordura y prudencia.
Espero que desde donde te encuentres en este momento (rostizándote como cual pollo en algunas de las hermosas playas de nuestro país) me lo estés extrañando, que mira que yo si de 3 a 5 pm…
Mando besitos 🙂 Pórtese mal, pero cuidese mucho!!
La Mustia
Musta, claro que nos extrañeremos, pero hay material en la página para que revivas momentos memorables.
Espero que tú también pases una excelentes vacaciones.
Te mando un beso!